Desde el Corazón
Lic. Lupita:
Me casé enamorado y pensando en que mi matrimonio sería para siempre. Tengo 25 años de casado, hemos entrado en una etapa de rutina que acabó con el amor. No veo el caso de seguir juntos cuando ya no siento nada por ella.
Ramiro T.
Hermano mío, Ramiro:
Amar no es “sentir bonito”; amar es una decisión, es un acto de la voluntad.
Comparto contigo y mis lectores, la historia introductoria que presenta Mathew Kelly en su libro Los siente niveles de la intimidad. Habla de un empresario americano de nombre David. Estaba encantado con su trabajo y difícilmente tenía tiempo para convivir con su esposa y sus tres hijos. Respondía con frecuencia: lo haremos en otro momento, ahora no puedo…
El celular y la computadora absorbían su tiempo de tal modo, que su esposa se sentía sola y sus hijos se sorprendían cuando les daba un poco de espacio.
Su familia acostumbraba pasar el verano en una casa de campo. Él solía llevarlos y los dejaba ahí para reanudar sus actividades laborales. Pero en cierta ocasión, cuando iba de camino a casa antes del viaje acostumbrado, escuchó en la radio un programa de formación humana. El conferencista hablaba de lo que es el amor y motivó a David para hacer algo diferente esta vez. Se repetía constantemente lo que este hombre había predicado: el amor es una decisión.
Decidió poner en práctica este concepto. Al llegar al sitio donde ya estaban todos, saludó haciendo un comentario positivo a su esposa: “qué linda te ves con este suéter!” Ella se sorprendió y siguió la convivencia en muy buenos términos. Se preguntaba qué había pasado. Uno de sus hijos preguntó en algún momento si papá había ganado la lotería. Todos notaban la actitud amorosa de David. Para finalizar las dos semanas, David fue a dar un paseo a solas… Reflexionaba sobre la bella experiencia vivida al decidir amar a los suyos, se estaba prometiendo a sí mismo que esto continuaría por el resto de su vida… Su esposa lo alcanzó en la vereda y preguntó con temor: ¿qué sabes tú que yo no sé?
David sorprendido le dijo no entender. Ella respondió: fui a hacerme exámenes de chequeo de salud antes de venir, te ha dicho el doctor que voy a morir?, David la abrazó y con lágrimas en los ojos respondió: Tu no vas a morir, ¡soy yo quien ha empezado a vivir!
El amor no es sentimiento, el amor es vencimiento. Vence tu flojera, tu apatía, tus egoísmos, tus vicios. Decídete a poner lo mejor de ti para que la mujer que has elegido como compañera de vida sea feliz. Mírale el alma, sueña con cerrar sus ojos en el último adiós. Ámala.
Lupita Venegas Leiva/Psicóloga
Facebook: lupitavenegasoficial

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