También agregó la religiosa, “este es un retiro de silencio que sirve para analizar las debilidades y fortalezas de uno como persona, desde el amor con que Dios nos creó y nos cuida, así El nos invita a responderle este llamado, y lograr conocer la motivación que mueve la vida de ellos, para responder a ese gran amor, relacionado con la experiencia de Jesucristo, que pasa por el martirio de la Cruz y la resurrección”.
Como lo señalado por la hermana Quenny, “Discípulos” consta de cuatro etapas, y varios de los jóvenes que en esta oportunidad participaron ya habían realizado esta experiencia, sin embargo, siempre pueden continuar practicando los ejercicios espirituales una o dos veces al año, ya sea porque a su vez ellos o ellas están siendo acompañados por alguna de las religiosas, en un proceso de discernimiento vocacional o porque hayan tomado la decisión como persona de vivir una opción cristiana más radical, en la que buscan responderle a Dios de una forma más coherente.
Durante la actividad participaron animando y orientando a los jóvenes, además de la hermana Quenny, las religiosas Verónica Pastén, Rossana Alarcón, y los sacerdotes, Pablo Krahm, sj, Hugo Fernández y Manuel Parkes.
Jóvenes
En este encuentro participaron chicos entre 17 a 27 años, y algunos de ellos nos manifestaron sus impresiones de lo vivido al terminar la tercera jornada.
Carolina Cifuentes, es integrante del equipo de Animación Bíblica de la Pastoral de Antofagasta, ha participado desde que se iniciaron estos encuentros en Antofagasta, y dice que es importante para ella descubrir en el silencio a Jesús, “en nuestra vida caótica, se hace difícil escucharlo, y en este último encuentro aprendí lo que Dios espera de mí”.
Ian Godoy, con su tercera experiencia en Discípulos, vive estos encuentros para buscar a Dios y encontrarlo más fácilmente, “porque con el silencio de la naturaleza, se encuentra esa presencia, y se desconecta del mundo”. Además recomienda a otros jóvenes vivirlo, “por su estilo juvenil y porque uno debe escuchar lo que tiene Dios para decirnos, como respuesta a nuestra vida o búsqueda vocacional”, enfatizó.
Del mismo modo, María José Parra, y Katiuska Garnica, de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes, participaron motivadas por la curiosidad, y reconocen que aunque les costó permanecer en silencio, si vivieron una experiencia a la que definieron como “bonita, llena de paz y tranquilidad para conversar con Dios". Y también señalaron, “queríamos vivir una experiencia que nos enfrente con nuestra vida y recuerdos que estaban omitidos para sacar de estos algo bueno, para arreglar mis ideas y vida personal”.
“Discípulos” se llevó a cabo entre el viernes 19 al domingo 20 de octubre, en la Casa San Luis de Antofagasta.
Fuente: Comunicaciones Antofagasta
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