Un proyecto común


Durante el mes de septiembre he realizado la visita de renovación a veinte comunidades de agustinos recoletos en Colombia. El 1 de noviembre comenzarán su 79º capítulo provincial en El Desierto de la Candelaria (Ráquira), el histórico convento donde hace más de 400 años se inició la recolección americana. He estado con los religiosos, las fraternidades y los grupos parroquiales. He sentido la confianza de los hermanos en el encuentro personal con cada uno de ellos. En este encuentro fraterno he constatado la necesidad de un proyecto común que dé continuidad y suscite la esperanza en la vida comunitaria y en la misión evangelizadora.


La Universidad Uniagustiniana, a la que acuden ya más de 6.000 jóvenes, la calidad de la enseñanza y la formación religiosa impartida en los siete colegios agustinianos, los ministerios parroquiales y el compromiso misionero en el Vicariato de Trinidad en Casanare, constituyen un amplio campo apostólico que, unido a las casas de formación, constituyen la misión de la Orden en Colombia.


Nuestra misión adquiere nueva vitalidad cuando parte del encuentro personal y comunitario con Cristo. En cada comunidad recordé la necesidad que tenemos en la Orden de que cada religioso avance en la conversión interior, comunitaria y pastoral. Necesitamos un proyecto común, fundamentado en la confianza mutua, la comunicación y el diálogo sincero que una las almas y corazones en Cristo y dé unidad a la misión evangelizadora que Él nos encomienda. Un proyecto común para unir esfuerzos en la educación, en la pastoral y en el servicio de gobierno. Un proyecto integrado en la Orden, en la propia cultura y en la comunión de cada Iglesia particular. Este proyecto pasa por intensificar en cada ministerio la confianza en los laicos y su formación, la promoción de las juventudes agustino-recoletas y el empeño en la pastoral vocacional.


Los obstáculos que puedan surgir no son motivo de desaliento sino que, desde la fe, se transforman en aliciente providente para renovar nuestra confianza en el Señor, trabajar unidos y asumir con renovada caridad el servicio de cada comunidad. Así lo hicieron los primeros recoletos colombianos y así lo hicieron también san Ezequiel Moreno y aquel grupo de recoletos que en 1888 llegaron a Colombia para revitalizar la vida y misión de la Orden. También hoy estamos llamados a realizar un proyecto común abierto al Espíritu de Dios y a las pobrezas espirituales y humanas de nuestra sociedad.




Fr. Miguel Miró
Prior General

Orden de Agustinos Recoletos


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