Grandes eventos en el Seminario

Imposición de sotanas
Quieren seguir a Cristo

El sábado 30 de enero, 81 Seminaristas recibieron la sotana de manos del Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, en el Templo Parroquial de San Antonio de Padua, en Tapalpa, Jalisco.

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Rebeca Ortega Camacho

El “Pueblo Mágico”, recibió a los familiares y amigos del Grupo de Seminaristas alumnos del Curso Introductorio en la casa que desde 1961 tiene el Seminario de Guadalajara en Tapalpa; Curso que es como el preámbulo de los Estudios Superiores del Seminario Mayor, y que se caracteriza por vestir la sotana por primera vez.
Al medio día se realizó la Solemne Eucaristía, presidida por el Cardenal Francisco Robles, Rector del Seminario; por el Padre Vicerrector, Presbítero José Guadalupe Miranda Martínez; y el señor Cura Felipe de Jesús Ramírez, Párroco de esa jurisdicción (que, por cierto, pertenece a la Diócesis de Ciudad Guzmán); además, se contó con una nutrida asistencia de Sacerdotes de la Arquidiócesis tapatía.
El recinto lució abarrotado, al grado de que cientos de personas participaron de la Eucaristía desde el atrio del magnífico Templo, que se caracteriza por el tipo de construcción totalmente de ladrillo y sin enjarre.

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UN MOMENTO ESPECIAL
Durante la homilía, el Arzobispo Metropolitano señaló: “El motivo que nos reúne en esta ocasión es la imposición de la sotana a estos Seminaristas que están recorriendo el camino de Jesucristo; acción inicial para el Sacerdocio Ministerial. Quiero decirles, principalmente a ustedes, queridos Seminaristas que reciben la sotana, que toda la vida cristiana es un seguimiento de Cristo, pero en ese camino de conocimiento, de seguimiento a Jesucristo, hay momentos que son especiales.
“Éste es un momento especial para ustedes en el seguimiento de Cristo; por una parte, Él les ratifica, les confirma, de alguna manera, que sigue invitándolos, que sigue llamándolos. Al recibir la sotana, al revestirse, le están diciendo a Jesucristo que quieren seguirlo más estrechamente, fielmente, y que quieren continuar el proceso de más identificación con él, con total sometimiento a la Voluntad del Padre y entrega de toda la vida a los hermanos.
“Seminaristas, que este día cobre en el proceso de su formación un significado, un signo de acentuar su compromiso de conocerlo, de amarlo, seguirlo fielmente, y de identificarse cada vez más con Él.
“Todos los que estamos aquí presentes, nos unimos en esta intención de dar gracias por el don de la vocación que ustedes han recibido, y pedirle al Señor que les dé su Espíritu para que los forme y los identifique cada vez más con Él. Al revestirse de la sotana, ustedes se revisten cada vez más de Cristo”, resumió el Prelado y Rector.
Acto seguido, bendijo las sotanas cuidadosamente dobladas e identificadas con el nombre de cada uno de los candidatos, y que se encontraban sobre dos mesas colocadas frente a la asamblea. “Te pedimos que por la virtud del Espíritu Santo, te dignes bendecir, santificar y consagrar estas sotanas, y concede a todos los que las usen, obedecer tus Mandatos, cumplir tu Voluntad y obtener el auxilio de tu Misericordia, por Jesucristo Nuestro Señor”, recitó el Celebrante principal, y roció con agua bendita las vestimentas.
Después, se nombró a cada Seminarista, y con una felicitación, apretón de manos, y un abrazo, recibieron su sotana de manos del Pastor Diocesano, acompañado del Padre Guadalupe Miranda, del Padre Prefecto del Curso, Juan José Caro Varela, y de otros Padres Formadores.
Poco a poco, el recinto se convirtió en un “vestidor”. Todos los jóvenes se engalanaron al momento con ayuda de sus padres y padrinos de ceremonia, mientras los hermanos y amigos no paraban de captar el momento con sus celulares y cámaras de video.

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“LA MISERICORDIA DEL SEÑOR NOS HA REVESTIDO”
La Schola Cantorum del Seminario preparó los cantos litúrgicos, que fueron entonados en latín. La celebración culminó con el mensaje de agradecimiento de uno de los Seminaristas: “La Misericordia del Señor nos ha revestido a todos el día de hoy; todos, sin duda alguna, experimentamos en esta ceremonia el vivo latir, fuerte y vigoroso de la Iglesia.
“Agradecemos a Cristo este don tan grande de ser aceptados a su seguimiento de una manera más comprometedora. Agradecemos a Cristo, y en su Persona a nuestro Pastor, quien hoy se hace presente en medio del rebaño, que Él un día le confió para impulsar y bendecir a los pequeños corderos de su redil.
“Agradecemos a todos los Presbíteros, que han impulsado con su oración y acción el llamado que un día recibimos. Agradecemos a nuestros familiares y amigos el amor que siempre nos han brindado en su donación, y en la aceptación que han hecho de los Proyectos de Dios. Gracias, y que Dios los bendiga”.
La Eucaristía finalizó, pero la emoción y alegría de los muchachos levitas continuó. Porras, aplausos y muestras de afecto no se hicieron esperar; el Centro de Tapalpa se llenó de júbilo, junto con toda la Iglesia comprometida a orar para que los 81 Seminaristas perseveren en su vocación sacerdotal.
Las sotanas que se entregaron a los seminaristas son de color negro, y portan una banda o cinto azul que representa a la Santísima Virgen María y su protección de Madre, así como una cota blanca que simboliza la pureza del alma. Dicho atuendo se viste durante actos piadosos y litúrgicos, así como en las Misiones.

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