El cardenal Osoro, se arrodilla ante el Sagrario junto al féretro de Ignacio Echeverría en el tanatorio de Las Rozas /Actuall[/caption] Monseñor Osoro incidió en el hecho de que, el cuerpo presente de Ignacio nos habla de lo que Dios espera de los hombres: la entrega generosa y misericordiosa a los demás y encomendó el alma de Ignacio colocando, dijo, su vida "en la patena, junto al Cuerpo de Cristo". Un silencio intenso y respetuoso reinó a lo largo de la ceremonia, donde apenas en un par de ocasiones se oyeron los sollozos, muy contenidos, de Manana y Joaquín, sus padres. Terminada la ceremonia, el abrazo familiar provocó un aplauso que se repitió en varias ocasiones hasta su enterramiento. Una semana después de su heroica acción en Londres, Ignacio descansa ya al pie de una encina, para siempre. Y en medio del silencio y los aplausos, pareciera como si resonara en el aire la bella canción: Cuando la pena nos alcanza por el compañero caído. Cuando el adiós dolorido busca en la fe su esperanza. En tu Palabra confianos con la certeza que Tú ya le has devuelto a la vida ya le has devuelto a la luz.
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