Mirarnos, dialogar, reconocernos

Columna Huésped

Augusto Chacón

Fragmentos, intervenidos, del texto de presentación de la Quinta Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Calidad de Vida, de Jalisco Cómo Vamos, Casa Iteso Clavigero, 31 de mayo de 2017
Realidad y verdad… Tomás de Aquino resolvió la relación, dijo que esta última es la adecuación entre la cosa, es decir, aquello que llamamos lo real, y el entendimiento; así, aunque la verdad se nos cuele por entre los sentidos, porque deben saber que la cosa huele, la vemos, la tocamos y en algunos casos la oímos o la gustamos, corresponde al entendimiento dar con la correspondencia entre lo sentido, lo  percibido, y lo que sobre eso nos contamos, o sea la verdad… aunque, De Aquino introduce un matiz de ambigüedad disfrazado de aforismo: “únicamente conoce la verdad el entendimiento que reflexiona sobre sí mismo”, lo que en traducción vergonzosamente neoliberal podríamos expresar: una verdad por cada entendimiento nos dio. 
¿Cómo inmiscuirnos en el entendimiento de los otros, cómo hacernos cargo de su, de sus realidades? Pero hay una cuestión previa: ¿nos interesa lo que las y los demás piensan, sienten, y nos atañe? Porque si ese interés existe, implicaría una aceptación que a estas alturas de la complejidad social es necesario poner a circular: se nos plantean diversas realidades o, para no incordiar a los exquisitos de la filosofía, un vocerío de realidades que no hallan concierto, salvo que la que pregonan los gobernantes goza de la ventaja de valerse del poder, del erario y de la maravilla intelectual que por estos días representa la repetición machacona de los asertos, hábito que ya se pavonea como si ética fuera. No iré a más, pondré un ejemplo: el bullicio, de pronto irreal, aunque concreto en sus efectos, de las redes sociales electrónicas, la multiplicación de las realidades, de las verdades, como peces, es la constante.
Y para no ser menos, aquí estamos nosotros, Jalisco Cómo Vamos, con otra versión de la realidad, validos de nuestro leitmotiv: lo que la gente opina, importa, la nuestra esta vez se llama: Quinta Encuesta de Percepción Ciudadana sobre Calidad de Vida, la que corresponde a 2016. El estudio es muy amplio, abarca muchos temas, así que por hoy, y valido en los párrafos introductorios, conviene hablar de la satisfacción que en algunos rubros expresa la gente en el Área Metropolitana de Guadalajara, difícilmente algún gobernante podrá rebatir a las y a los gobernador en un tema en el cada cual es experto: su propia vida (aunque no faltará, es parte de la historia patria, el desmesurado que aún sobre esto crea tener una mejor opinión).
Por lo que toca a la satisfacción, en la escala del 1 al 10, y supongamos, no sería arbitrario, que 8 es el punto de partida para llamarnos satisfechos y que entre este número y el 9 caben variaciones a la alza de la aquélla y el 10 podría considerarse el estado edénico.
En las cantidades que arrojó el total de la muestra, y de las nueve que elegimos para este comentario, satisfacción con: la vida familiar, la vida en general, el trabajo, la vida social, la afectiva o emocional, la salud, la educación que tiene (el encuestado), la cantidad de tiempo libre de la que dispone y su situación económica actual. La más alta satisfacción la produce la vida familiar, 8.9, y en orden descendente siguen la vida en general, el trabajo, la vida social, la afectiva o emocional y la salud con un tímido 8.2, seis de nueve aspectos en calidad de satisfactorios; respecto a los tres restantes, bueno, es tan común el grado de evaluación que  presentan: 7.9 para la educación que tenemos, normal, plantea lo exigentes que somos con esa señora que nomás no termina de darnos lo que esperamos y no nos ha hecho quien esperamos ser; y el tiempo libre… sin comentarios, y menos para la situación económica, que tire el primer abono quien esté libre de deudas.
La cosa pinta gris si miramos al grupo de datos que ofrece la satisfacción reportada por las clases media-baja y baja, con todo y que el orden de los temas es idéntico, es decir, la vida familiar por delante y al final la situación económica, pero apenas tres de los rubros son satisfactorios para ellas y ellos.
Esa diferencia nos interpela a todos, y con una pregunta podríamos comenzar a experimentar la incomodidad social: ¿por qué la vida emocional o afectiva es menos satisfactoria para quien se considera parte de las clases media-baja y baja? La muestra total la calificó con 8.4, en tanto que ellas y ellos con 7.9
Realidad y verdad… y en medio, dije al comenzar colgado del hábito de Santo Tomás de Aquino, el entendimiento. Sí, al recorrer los datos que elegimos mostrar hubo un entendimiento, el mío, apoyado en lo que en Jalisco Cómo Vamos discutimos… la intención es que cada lector pueda prescindir de lo que comenté y dé con la verdad que una la cosa, la vida de las y los tapatíos, con su entendimiento. Ahora, ¿cuál verdad?
La de Aquino, ya dicha, o la que es coherencia del pensamiento o la que da cuenta de la rectitud de una idea o la de los pragmáticos: la que se reconoce por su utilidad.
Quizá todas nos vengan bien, a condición de que partamos de lo que los datos de la encuesta, de nuestras sucesivas encuestas, delinean: hemos creado una sociedad injusta, desigual, insegura, desconfiada, aunque feliz, aceptablemente satisfecha y aún no… todavía no en plan de que su mala calidad de vida termine por romperla…
¿Qué hacemos con todo esto? Es decir: ¿qué hacemos con nosotros?

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