Sonia Gabriela Ceja Ramírez
Para actualizar las líneas de formación sacerdotal se reunieron en Guadalajara sacerdotes y Obispos de Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil y diversos países de Latinoamérica.
Del 15 al 19 de mayo se llevó a cabo en Guadalajara el Encuentro Latinoamericano de Formación Presbiteral que convocó la Conferencia del Episcopado Latinoamericano y el Caribe (CELAM).
“La invitación se realizó a todas las diócesis quienes enviaron a sus Obispos encargados y sacerdotes”, informó para Semanario el señor Obispo Oscar Roberto Domínguez Couttolenc, M.G., Obispo de Ecatepec y Responsable de la Dimensión Episcopal para el Clero.
Por su parte, el padre Eduardo Muñoz Ochoa, Secretario Ejecutivo de la Comisión Episcopal para Vocaciones y Ministerios en México, y encargado de la logística del Encuentro señaló que participaron alrededor de 15 países.
“Las actividades están encaminadas a actualizar todas las líneas de la formación permanente del clero, particularmente según el más reciente documento publicado, que es la nueva Ratio (El don de la vocación presbiteral), publicado el 8 de diciembre de 2016 y que son los estatutos o líneas que definen la formación en los Seminarios; el documento tiene una parte que va a la Formación Permanente el Clero”, detalló el padre Eduardo Muñoz, de la Iglesia de Guadalajara.
En continuo crecimiento
Mons. Roberto Domínguez explicó que las cuatro dimensiones de la formación permanente (humana, espiritual, intelectual y pastoral), se cimentan desde el Seminario pero hay que proyectarlas a la formación permanente.
“Mucha gente piensa que la formación permanente únicamente es a partir de la ordenación y no, es una continuidad de lo que es la formación inicial”.
Por otro lado, también se piensa que la formación permanente la tiene que dar el Obispo y su equipo, pero no, la formación permanente, como dice el gran ponente de este tema, el padre Amadeo Cencini, se puede dividir en la formación permanente individual o particular, pues cada día los sacerdotes tenemos que estarnos formando desde la oración, la lectura, el estudio, nuestra manera de hablar, de presentarnos, de preparar la homilía, y después vienen las líneas de la formación permanente extraordinaria que son las que van proponiendo los equipos diocesanos, como son las semanas de estudio, los encuentros generacionales, los encuentros periódicos y la semana de ejercicios espirituales”.
El señor Obispo explicó que para la formación es fundamental la fraternidad sacerdotal. “El fundamento es la espiritualidad y tiene que reflejarse en una espiritualidad de comunión dentro del presbiterio, y tomar en cuenta que también estamos incluidos los Obispos, esta es la base para proyectar el cuerpo místico de Cristo que es la Iglesia”.
Respecto a la formación permanente en México, el señor Obispo señaló: “Creo que vamos caminando y en el camino vamos encontrando nuestras luces y nuestras sombras. Cada quien estamos viviendo nuestro proceso y nuestro compromiso y vamos dando respuesta a las necesidades del pueblo de Dios”.
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