Este año que concluye se renovó la Fe en Cristo Rey

Persiste el compromiso


Terminó el Año de la Fe con la Fiesta de Jesucristo Rey del Universo. El Cardenal José Francisco Robles Ortega hizo la Clausura Oficial para nuestra Arquidiócesis


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Mónica Livier Alcalá Gómez

y José de Jesús Parada Tovar


Como cada domingo, el Cardenal Francisco Robles, Arzobispo de Guadalajara, celebró la Misa multitudinaria en su Sede, la Catedral Metropolitana, pero en esta ocasión con un motivo especial: cerrar el Año de la Fe, que la Iglesia Universal vivió por iniciativa del Papa Benedicto XVI, con motivo del 50° Aniversario del Inicio del Concilio Vaticano II.

El Cardenal, durante la homilía, expresó que el domingo 24 se celebra, además, el fin del Año Litúrgico con una Fiesta muy especial, recordando a Cristo Rey, lo que nos hace cuestionarnos acerca de la realeza de Jesús: “¿Cómo Cristo es Rey? Es un Rey de amor, de humildad, de perdón, de justicia, de verdad, de vida y de misericordia. Un Rey que entrega su vida por todos los hombres y mujeres, para que seamos hermanos, hijos e hijas de un mismo Padre”.

Luego enfatizó que “Cristo reina desde el madero, clavado en la Cruz, sin ningún gesto de arrogancia, prepotencia o venganza, sino sólo de amor y entrega”.


El reinado de Cristo en el Año de la Fe
En el final del Año de la Fe, nuestro Pastor Diocesano exhortó a cada fiel a que se cuestione qué tanto creció su Fe en Jesucristo, qué tanto se configuró con Él en sus gestos, criterios, actitudes y palabras; si se aumentó el conocimiento de su Persona: “La Fe es un camino que dura toda la vida; por eso dedicamos un año a conocerla más. No podemos pedir ya los frutos de este Año, pues esto sólo lo sabe Dios; pero, puesto que su Gracia es infinita, no podemos dudar de que los frutos existen y que podremos verlos más adelante”.

Y es que, como el propio Arzobispo ha comprobado, habrá muchos que no tenían Fe y en este Año la han encontrado, o muchos otros que quizás ya tenían la virtud y en este tiempo la fortalecieron: “Conviene dar gracias por este año, siendo conscientes de que es un camino de toda la vida”.

Finalmente, el Arzobispo exhortó a agradecer y testimoniar el don de la Fe: “Seamos agradecidos por este don, y reafirmemos su centralidad en Cristo Rey del Universo”.


Solemnidad y esplendor

La Catedral Basílica lució pletórica de fieles, que se aprestaron a participar en el Cierre del Año de la Fe y con ello lucrar la Indulgencia Plenaria concedida por ese motivo, si bien no se les recordó a todos los presentes ese beneficio, ni antes ni durante la Santa Misa, ni se guiaron las oraciones que condicionan ganar la Indulgencia. En cambio, varios Canónigos del Cabildo estuvieron administrando el Sacramento de la Confesión. A su vez, concelebraron con el Cardenal Francisco Robles los Canónigos Antonio González Cornejo y Julio Díaz Morales.

Con mucha antelación, desde los sonoros repiques que llamaban a la Misa del mediodía, fueron llenándose las bancas y espacios del Templo Mayor tapatío, plenamente iluminado. De las columnas colgaban cuadros con las imágenes de los Santos Mártires Mexicanos que dieron su vida por Cristo Rey, al igual que pendones con frases motivadoras, como: “Año de la Fe. Cristo te invita a ser tu Señor y a ser tu Salvador”.

Precedieron la solemne entrada procesional los integrantes del Colegio de Infantes, tres Diáconos, los Seminaristas al servicio del Altar y los Concelebrantes, a los imponentes acordes del órgano tubular, pulsado por el Maestro Héctor Salcedo Becerra, su ejecutante titular, interpretando, de entrada, arreglos al emotivo himno popular “¡Que viva mi Cristo, que viva mi Rey!”.

Dirigido por el Maestro Aurelio Martínez Corona, el Coro de Infantes de la Catedral entonó varios cantos litúrgicos populares, así como el Gloria y el Agnus Dei de la Misa Parvula, compuesta especialmente para voces de niños por el autor italiano Francesco Luciani.

Grata y edificante impresión causó, asimismo, la piadosa y activa participación de numerosos jóvenes y adultos que sufren la discapacidad de la sordera, y que, a través de la Catequesis Especial, han aprendido la Lengua de Señas Mexicana y la emplean durante las Celebraciones Eucarísticas.


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