Refranes Mexicanos

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Foto y textos: Luis Sandoval Godoy
Formuló: José Sánchez Orozco

1- Pues el mensajero tarda, es señal de burra parda
Vaya ocurrencia. Un dicho que no dice, un refrán que no refiere.
No se entiende cómo, por dónde o a dónde vaya lo que éste dice.
Porque nada tiene qué ver lo uno con lo otro, el mensajero y la burra.
A menos que se trate de un gracejo a la mexicana.
Uno de esos chistes, a veces tan desabridos y guandajos que se oyen a veces.
Sin embargo, el que pide, recibe; al que llama, se abren las puertas.
No se requiere lastimar mucho la sesera para encontrar el mensaje.
Dice que no tener malas noticias, es tener buenas noticias.
Que las desgracias corren a trote de caballo, sin que nadie las detenga.
No se necesita recurrir al mensajero; las desdichas vuelan solas…
Pero si no las recibimos así, nos demos por satisfechos y felices.
Hay que dejarlo todo al paso lento, cansado y desganado de la burra.
Ojalá que siempre sucediera así y pudiéramos esperar toda la vida que llegara un día la burra parda.

2- Si tomas amigos nuevos, no te olvides de los viejos
Queriéndolo, y a veces sin quererlo, al paso del tiempo varía el trato o la relación que tenemos en nuestro medio.
Lo mismo del otro día, en la Romería de Zapopan, con su torrente humano.
Todas las personas con un sentimiento, en una dirección, hacia una meta.
Y puede que al inicio de la peregrinación se tomara el cuidado de ir al lado de fulano, junto a mengano, a la vista de perengano.
La marcha sigue; el avance de la columna va formando oleadas humanas.
Todos con el corazón y la vista hacia el término de aquel sendero.
Pero, sin darnos cuenta, de pronto han cambiado las gentes que iban con nosotros.
La multitud, el ritmo, el movimiento de aquel mar de gente nos envuelve y nos desenvuelve.
Fulano, mengano y perengano se desviaron, se quedaron, se adelantaron; ya no vienen con nosotros.
Así como la Romería de Zapopan, es el camino de la vida con las gentes que nos acompañan.
El refrán dice que, en el caso de que las circunstancias nos relacionen con compañeros diferentes, seamos leales a los anteriores.
Que sepamos dar valor a la amistad, esa fuerza afectiva, esa identidad con su significado humano. Porque un amigo, en una relación de tiempo, ya probó su sinceridad, la calidad de sus sentimientos.

3- Al pasar el río, vale más la cuerda que el trigo
¿Qué trái ese ahora? ¿De dónde una ocurrencia tan fuera de onda, como decimos los chavos?
Creció el río; imposible ir a través de las piedritas, como otras veces.
Acá no tenemos puente, no hemos llegado a los beneficios que tienen río arriba.
Y como nunca se ve tan crecido, de algún modo podemos atravesar…
Nunca, o casi nunca, sucede lo que sucedió ahora al subir el agua. Qué bueno…
Hay que tirarse al nado, y para que la corriente no lo arrastre, se va uno sujetando a la cuerda.
Así, a tirón y tirón, venciendo la fuerza del agua hasta salir al otro lado.
Y luego aquí el refrán este, tan tonto, tan bobo, tan ajeno a la realidad.
Como que quiere decirnos que a veces cometemos locuras, desatinos, extravagancias.
Por hacernos y vernos o sentirnos muy originales, ¡caemos en cada incongruencia!
Según nosotros muy geniales, y acabamos haciendo el ridículo más lamentable.
Así como el refrán que menciona el trigo, cuando es más importante vadear el río,

4- No se está nunca tan bien, que no se pueda estar mejor; ni tan mal, que no se pueda empeorar
Aquí no hay oscuridad ni confusión en el mensaje del refrán. Dice que vivimos en arenas movedizas.
No podemos situarnos en un punto fijo y decir: de aquí no me muevo.
O aunque lo digamos, sabemos que
vendrán el viento y el tiempo a ladearnos en una dirección o en otra.
Aquel señor dice: ya la hice, y construyó unas bodegas enormes donde iba a guardar sus cosechas.
Pero no hubo las esperadas cosechas, ni la bodega cumplió su función.
Llegaron vientos maléficos, llegaron los días tristes, llegaron las dolencias, llegó la muerte y se lo llevó.
Unos bien y otros mal; unos para arriba y otros para abajo. Así va la Humanidad; así ha caminado desde el principio de los tiempos.
Y a nosotros, creaturas frágiles, hierbajo blando, una paja en el viento, no nos queda sino abismarnos en esa realidad.
Y pensar que allá Arriba está quien dirige los acontecimientos del tiempo. Y que hemos de aceptar y adorar su Voluntad.
Amén.

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