Un enfoque distinto
(Primera parte)
Dr. Jorge Enrique Rocha Quintero
En las siguientes dos entregas intentaré analizar los mensajes y los signos políticos del Papa Francisco en su visita a nuestro país, a la par de recuperar las reacciones de otros actores sociopolíticos en torno a este acontecimiento y los debates que se suscitaron en la Opinión Pública al respecto.
Primeramente retomaré las alocuciones desde la llegada del Pontífice hasta su estancia en el Estado de Chiapas. En la segunda entrega analizaré los actos litúrgicos y encuentros que sostuvo en los Estados de Michoacán y Chihuahua, para luego hacer un balance general de la visita. Recalco que en estos textos el prisma de análisis es la dimensión sociopolítica, ya que seguramente en otros textos de Semanario se retomarán los aspectos pastorales, litúrgicos y teológicos.
Las diversas vetas
Lo primero que debemos tomar en cuenta es que en esta visita del Obispo de Roma a nuestra Nación hubo varias agendas en disputa que buscaron sobresalir en el espacio público. Por un lado, la agenda de la clase política, que pretendía salir favorecida con la visita papal, al pretender mostrarse cercana al sentir popular y tratar de generar empatía con los discursos del Sumo Pontífice, a pesar de que en no pocas ocasiones su desempeño gubernamental es contrario a lo que aquél ha pedido en sus homilías y en sus escritos.
En este sentido, pudimos ver a Mandatarios Estatales y Federales acudiendo a actos litúrgicos, cuando en la cotidianeidad no lo hacen. Este tipo de acciones suscitó un fuerte debate en la Opinión Pública sobre la laicidad del Estado Mexicano, y al respecto podemos decir que la libertad religiosa es un derecho fundamental y nadie puede prohibir que un mexicano profese una Religión. Sin embargo, para el que escribe, el asunto realmente problemático en este tema es la utilización de recursos públicos para tales eventos. Este tipo de gastos tendría que ser plenamente transparentado y justificado, porque, en este caso, sí puede generarse un perjuicio a los ciudadanos, puesto que los recursos públicos no deben ser usados para semejantes fines.
Otro de los intereses que en esos días se disputaron la agenda mediática son los de los propios Medios de Comunicación, que realizaron las coberturas del evento de acuerdo con sus necesidades. Algunos pocos subrayaron los aspectos conflictivos y resaltaron las denuncias del Jefe del Estado Vaticano a la situación sociopolítica de México; otros, los más, destacaron los aspectos más emocionales y que siguen reforzando que la vivencia de Fe es un ejercicio individualista e intimista, que a veces poco tiene qué ver con el entorno social.
La otra agenda, que por supuesto estuvo presente en este histórico periplo, se refiere a los temas que el Pastor Universal de la Iglesia puso sobre la mesa durante su estancia aquí. De lo abordado en la Capital de la República y en los Estados de México y Chiapas, destacamos los siguientes asuntos:
a) La pobreza y la exclusión. Uno de los tópicos transversales y recurrentes del Papa Francisco en los distintos mensajes de los primeros días, fue condenar la pobreza y la exclusión en la que viven muchos mexicanos. En esta denuncia, atribuye que una de las causas de esta cultura del “descarte” es la dinámica capitalista de acumulación y de mercado, que hace que el dinero sea el valor primordial y que se sobrepone a todo, incluyendo a las personas. Es más, en su alocución en Tuxtla Gutiérrez pidió que se hicieran Leyes para combatir la pobreza en las familias.
b) La violencia hacia los jóvenes fue otro de los temas centrales de Francisco, pues resaltó que no puede seguir condenándose a los jóvenes de este país a entrar en las redes de la delincuencia organizada, debido a la falta de oportunidades para llevar una vida digna. De varias maneras, recalcó que es necesario abordar el problema de la violencia desde una mirada evangélica y valiente.
c) Como era de esperarse, el alto Jerarca abordó, en San Cristóbal Las Casas, el tema del cuidado del medio ambiente, y subrayó que estamos ante la peor crisis ambiental de la Historia y resulta imperioso que no sólo en México, sino en todo el Planeta, se haga algo al respecto.
d) Para terminar esta primera parte, quiero poner de relieve que Su Santidad puso como protagonistas de su discurso a los pueblos indígenas de México, de los que revaloró sus saberes y cultura, exaltó su manera de cuidar el medio ambiente y, sobre todo, nos invitó a pedir perdón a estas culturas originarias que, por siglos, han sido excluidas y despojadas de sus territorios. Adicionalmente, dos gestos trascendentes: la Liturgia de ese día se realizó en las lenguas indígenas chiapanecas, además de que el Romano Pontífice oró en la tumba del Obispo Samuel Ruiz García, un reconocido defensor de los Pueblos Indígenas de México. En otros Artículos, por cierto, he publicado cómo la agenda indígena está ausente del discurso de la clase política, y en esta visita el Papa volvió a colocarlos en el centro del debate.
La semana próxima seguiremos con este análisis.
Correo electrónico: jerqmex@hotmail.com
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