Pastoral & Cultura
Lic. Armando González Escoto
¿Es usted derechohabiente? Entonces no es necesario describir lo que viven quienes acuden al seguro social: Largas colas, malos tratos, madrugadas, citas a tres, seis o más meses, desabasto de medicinas, salas de espera siempre llenas, instalaciones deficientes, personal insuficiente, cuartos compartidos.
Pero, ¿sabe usted que existen hospitales de lujo? Si, con habitaciones individuales, amplio baño, cuarto para el acompañante, servicio de comidas exclusivo, atención inmediata de médicos y enfermeras, abundancia de medicinas, aparatos de primera clase, limpieza rigurosa de todas las instalaciones, personal muy bien pagado y por lo mismo amable y atento, disponible todo el tiempo.
O a lo mejor usted ha debido atenderse en el hospital civil, sea en el nuevo, en el menos nuevo o en el muy viejo, siempre rodeado de todo tipo de personas, camas distribuidas una tras otra en galerones largos, en ocasiones enfermos acostados en el piso porque no hay suficientes camas, a veces hay medicina, a veces no, los familiares deben salir a comprarla.
Es dramático no tener dinero para comprar los medicamentos, para pagar las radiografías, o ser derechohabiente y quedarse sin atención médica, incluso morirse porque no había tal o cual aparato, tal o cual medicamento. Son cosas que muchos ciudadanos de este país sufren todos los días irremediablemente.
Y sin embargo en este año 2017 el gobierno otorgó a los partidos políticos cuatro mil millones de pesos. Con esa suma podrían vivir diecisiete mil mexicanos durante un año, sin trabajar, y en muy buenas condiciones. Exgobernadores tan polémicos como los de Veracruz, Chihuahua o Quintana Roo dieron a su partido quinientos ochenta y un millones de pesos, tomados de sabrá Dios dónde para que los dilapidaran en el pasado proceso electoral.
Desde luego los políticos no se atienden en el Seguro Social, ni en los hospitales civiles, ni necesitan seguro popular, tienen sus seguros privados muy costosos que pueden comprar gracias a los salarios que ellos mismos se asignan, tomados de los recursos públicos que todos los mexicanos aportan por medio de los muchos impuestos que deben pagar.
De todo esto concluimos que al sistema político no le preocupa la salud de la ciudadanía, lejos de fortalecer hospitales, clínicas, personal suficiente, abasto de medicina, se gasta el dinero que no le pertenece en sueldos para la alta burocracia, en campañas para seguir ganando posiciones, o lo invierte en el extranjero, mientras la gente que a duras penas saca para la semana, si se enferma, no le queda de otra que acudir al sistema público y pedirle a Dios que le vaya bien.
Publicar un comentario