En el Consistorio que presidió este miércoles 28 de junio en la Basílica de San Pedro, acompañado del Colegio Cardenalicio, el Pontífice pidió que no se conviertan en “príncipes” de la Iglesia para sentarse “a su derecha o a su izquierda”.
“Los llama a servir como él y con él. A servir al Padre y a los hermanos. Los llama a afrontar con su misma actitud el pecado del mundo y sus consecuencias en la humanidad de hoy. Siguiéndolo, también ustedes caminan delante del pueblo santo de Dios, teniendo fija la mirada en la Cruz y en la Resurrección del Señor”.
El Papa comentó el Evangelio que se proclamó y en el que se decía que “Jesús caminaba delante de ellos”. “Jesús camina con decisión hacia Jerusalén. Sabe bien lo que allí le aguarda y ha hablado ya de ello muchas veces a sus discípulos. Pero entre el corazón de Jesús y el corazón de los discípulos hay una distancia, que sólo el Espíritu Santo podrá colmar”.
“Jesús lo sabe; por esto tiene paciencia con ellos, habla con sinceridad y sobre todo les precede, camina delante de ellos. A lo largo del camino, los discípulos están distraídos por intereses que no son coherentes con la ‘dirección’ de Jesús, con su voluntad, que es una con la voluntad del Padre”.
Francisco recordó que los hermanos Santiago y Juan “piensan en lo hermoso que sería sentarse uno a la derecha y el otro a la izquierda del rey de Israel”.
“No miran la realidad. Creen que ven pero no ven, que saben pero no saben, que entienden mejor que los otros pero no entienden. La realidad en cambio es otra muy distinta, es la que Jesús tiene presente y la que guía sus pasos. La realidad es la cruz, es el pecado del mundo que él ha venido a tomar consigo y arrancar de la tierra de los hombres y de las mujeres”.
Para el Pontífice, la realidad “son los inocentes que sufren y mueren a causa de las guerras y el terrorismo; es la esclavitud que no cesa de pisar la dignidad también en la época de los derechos humanos; la realidad es la de los campos de prófugos que a veces se asemejan más a un infierno que a un purgatorio; la realidad es el descarte sistemático de todo lo que ya no sirve, incluidas las personas”.
El Pontífice impuso el birrete y entregó el anillo a cada nuevo Cardenal.
Después, leyó la fórmula de creación y proclamó los nombres de los nuevos Cardenales. El rito continuó con la profesión de fe y el juramento de fidelidad y obediencia al Papa Francisco y a sus sucesores.
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TEXTO: Homilía del Papa Francisco en Consistorio de creación de nuevos Cardenales https://t.co/EfuJtwP6lY
— ACI Prensa (@aciprensa) 28 de junio de 2017
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