Jaliscienses entre los más deportados

Informe misioneros scalabrinianos

Andrés G. Elizalde

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La Casa Scalabrini, Centro de Pastoral Migratoria, recién cumple un año de apertura y de trabajo en la Arquidiócesis de Guadalajara y con el aniversario, inicia una dinámica de ofrecer informes bimestrales de su quehacer y de los retos que plantea el fenómeno migratorio y la manera como se percibe y se afronta.
“Guiados por el magisterio del Papa Francisco, nuestro trabajo tiene cuatro ejes principales de acción: acoger, promover, proteger e integrar a los migrantes. Durante este primer año hemos logrado comenzar a incidir en la sociedad tapatía en la forma de comprender el fenómeno migratorio. Sin embargo, la reflexión sobre las necesidades concretas de los migrantes es un esfuerzo constante”, señala el documento en el que los misioneros de San Carlos Scalibrinianos que en esta ocasión dedica un apartado para analizar el impacto que en Jalisco tienen  las deportaciones realizada por el gobierno de Estados Unidos en los primeros meses de 2017.
“¿Quién es un repatriado? ¿Un deportado? Un mexicano que aparentemente no es tan mexicano porque ha vivido la mayor parte de su vida en otro país. Un compatriota que se alejó de su cultura, que ha perdido el contacto con sus raíces, que se ha creado una nueva vida en el extranjero y, muy a menudo, no es consciente de los cambios que ocurrieron en su país en los últimos años. Muchos de ellos aprendieron un nuevo idioma y una nueva cultura”, contextualiza el informe al subrayar que quienes viven esta situación, pasan por una tragedia que requiere de ayuda integral.
”Sólo podemos imaginar cómo debe ser el terrible momento cuando un agente toca a la puerta de tu casa y de repente todo se borra, los esfuerzos de una vida se  convierten en humo, los contactos con tu familia son raros, si no imposibles, tu casa se convierte en los pocos metros cuadrados de una celda de prisión en la angustiosa espera de un juicio”.
Con datos del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, los misioneros de San Carlos Scalabrinianos,  calculan en tres millones, el número de personas deportadas a México entre 2010 y lo que va de 2017. En esta realidad, Jalisco ocupa el séptimo lugar en el ranking nacional de población repatriada. Tan solo en enero de este año, de 584 deportados, 470 fueron de Jalisco, 71 de Baja California, ocho de Sonora, con cinco cada una, siguieron Nuevo León, Michoacán y Zacatecas, con tres Ciudad de México, Aguascalientes, Guanajuato y Estado de México, con dos Nayarit y Colima y con una, Chiapas, Coahuila, san Luis Potosí y Chihuahua.
“El 90% de los repatriados son hombres, más de la mitad tiene una edad entre los 26 y los 45 años. El 80% de ellos dijo a las autoridades que tenía la intención de volver al estado donde nació, pero un 35% no tiene documentos de identificación mexicana. El nivel de educación es bastante alto: solo el 2.5% se declaró sin escolaridad, en contra el 26% terminó la primaria, el 33% la secundaria y el 13% la preparatoria”, detalla el informe que concluye en este apartado que  la principal motivación de quienes emigran a Estados Unidos es encontrar un puesto de trabajo, a pesar de que más de la mitad, no tenía un trabajo en el momento de su detención (57%).

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