Corresponsables en la misión


Del 1 al 13 de noviembre presidí el capítulo de la Provincia de Nuestra Señora de la Candelaria. Los participantes manifestaron deseos vehementes de revitalizar la vida y misión de los agustinos recoletos en Colombia y Chile. El capítulo asumió el pasado, buscó discernir qué nos pide hoy el Señor e hizo propuestas para un proyecto común que integre la vida y la misión de los religiosos.


La identidad propia, la comunidad, y la nueva evangelización estaban en el fondo de los debates capitulares. Para revitalizar a la Provincia, el capítulo propuso como objetivo prioritario para los próximos cuatro años: «Fortalecer la vida espiritual, la vida comunitaria y el trabajo en equipo». Las determinaciones aprobadas señalan medios concretos para lograr este objetivo. Al nuevo prior provincial y equipo se les pide un proyecto de Provincia, que deben procurar se cumpla.


Al finalizar el capítulo, completé el recorrido por las comunidades de Colombia que no había podido visitar el pasado mes de septiembre. En estas visitas he hablado en privado con los religiosos, me he reunido con las comunidades y he tenido encuentros con las fraternidades, grupos parroquiales y jóvenes (JAR). He podido constatar el interés de los laicos por conocer la espiritualidad y misión de la Orden. Este hecho me convence más del valor del carisma agustino recoleto para el hombre de hoy. El encuentro con Cristo es el fundamento de la revitalización de las comunidades, la evangelización y la caridad solidaria.


Al concluir la visita a las comunidades de Colombia, doy gracias al Señor por el trabajo de los religiosos y laicos; entre todos llevan a cabo la misión de la Orden. Admiro la disponibilidad y el esfuerzo de estos últimos. Los laicos nos piden acompañamiento y continuidad en los ministerios. Necesitamos elaborar un proyecto común que dé unidad, facilite la comunicación y permita una mayor continuidad de la labor pastoral en los colegios y parroquias. Las deficiencias asumidas con humildad y las dificultades, nos estimulan a ser creativos y a poner nuestra confianza en el Señor.


Siempre hay motivos para admirar la labor de los hermanos. Me vienen a la mente las veredas atendidas por los recoletos en el Vicariato de Trinidad. En la parroquia de San Nicolás, en Medellín, me han impresionado el hogar San José, que da de comer a niños necesitados, y el comedor parroquial al que acuden personas con muchas pobrezas. Recuerdo el oratorio Santa Mónica de Bucaramanga, lugar de silencio donde los fieles oran ante el Sacramento. Para mi fueron muy gratificantes los encuentros con los postulantes de Manizales, los novicios del Desierto de la Candelaria y los religiosos estudiantes de Bogotá. Me ha sorprendido también la espontaneidad con que los jóvenes universitarios saludan a los religiosos en la Uniagustiniana.


Sólo desde la fe en Jesús se entiende la vida de nuestras comunidades, la misión compartida con los laicos, la corresponsabilidad que tenemos en el proyecto común de la Orden y el servicio que deseamos prestar. Todos podemos sumar y aportar. Gracias, amigos.




Fr. Miguel Miró
General Prior

Orden de Agustinos Recoletos


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