En su reflexión, don Gaspar destacó a don Fernando como un verdadero discípulo de Jesús, siempre al servicio de los demás, especialmente de los más pobres. Se refirió a su valentía en defender la dignidad de las personas, y todos los valores que se desprenden del evangelio. Señaló su vida comprometida con el reino de Dios y su amor a María y a la Iglesia, y la gran proyección que su vida tiene en el presente y el futuro de la Iglesia y de la sociedad. Hizo un paralelo entre el obispo emérito y el Papa Francisco, por la cordialidad, el carisma, la sencillez y el testimonio de ambos.
El ofertorio consistió en un lavatorio y un jarro, elementos usados en el rito del lavado de pies, como un signo del servicio que marcó la labor pastoral de Mons. Ariztía.
También hubo un momento al finalizar la eucaristía, para compartir testimonios. Una joven comprometida con la pastoral juvenil de la parroquia Nuestra Señora de la Esperanza de Copiapó, Paulina Bailón, habló sobre la importancia que tuvo la figura de don Fernando en su vida de fe. Luego fue el turno de la Hna. Inmaculada Quijano, de Alto del Carmen, que compartió su experiencia trabajando con él. La recientemente elegida diputada, Yasna Provoste, también quiso contar la forma en que conoció a don Fernando y lo que significó su presencia en la región y el país. Finalmente, el P. Rodrigo Herrera, el más joven del presbiterio de Atacama, destacó el acompañamiento vocacional que realizó junto al obispo.
Antes de la misa, la asamblea pudo ver un breve video en el que don Fernando se refería a temas como la opción preferencial por los pobres y la lucha de los cristianos por una sociedad más justa y digna para todos.
Fuente: Comunicaciones Copiapó
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