Son 300 mil los difuntos que alberga este camposanto y como es tradición, más de medio millón de familiares acudieron a visitarlos. Monseñor Ezzati les dijo en su homilía que visitar a sus seres queridos es una oportunidad para renovar su fe: “Creemos que los que están aquí son hijos de Dios que murieron, pero esto no se termina con la tumba, sino brota como una semilla a la vida de Dios, que no tiene fin”.
Además, agregó que el camino para preparar la vida plena son las Bienaventuranzas: “Tener un corazón humilde sin soberbia y autosuficiencia. Ser hombres y mujeres de paz y justicia. Estar dispuestos a perdonar y acoger al hermano”.
La eucaristía finalizó con una emotiva ceremonia, donde los miles de asistentes lanzaron globos blancos al cielo, para recordar y honrar a sus seres queridos que fallecieron.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
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