Por Luis-Fernando VALDÉS |
Francisco viaja a una pequeña nación de Asia, para dar un mensaje grande al resto del mundo. ¿Para que sirve que, desde el corazón de una nación cristiana rodeada de países musulmanes, el Papa hable de las raíces cristianas de un pueblo y la unidad de los cristianos?
“La primera nación cristiana”. Según la tradición, Armenia fue evangelizada por los apóstoles San Judas Tadeo y San Bartolomé. A causa de las persecuciones de los primeros siglos, el cristianismo se difundió por el país de forma secreta.
En el 301, como resultado de la predicación de San Gregorio el Iluminador, el rey Tiridates adoptó el cristianismo como religión oficial. Por tanto, Armenia fue el primer estado en adoptar el cristianismo como religión oficial.
Una historia de dolor y de fe. Armenia es una de las civilizaciones más antiguas del mundo. En el curso de sus más de dos mil años de historia los armenios han sobrevivido innumerables persecuciones, como la masacre turca de 1915 o el ateísmo forzado durante la Unión Soviética, que fueron superadas gracias a su gran identidad y orgullo nacional, fundado sobre la fe cristiana y sobre su lengua propia. (Radio Vaticana, 21 jun. 2016)
En vísperas del viaje, el Santo Padre comentó que la historia y las vicisitudes del amado pueblo armenio que suscitan en él “admiración y dolor”. “Admiración, porque han encontrado en la cruz de Jesús y en su ingenio la fuerza para volverse a levantar siempre, también de sufrimientos que se encuentran entre los más terribles que recuerde la humanidad. Dolor, por las tragedias que sus padres han vivido en su carne”, subrayó el Papa, pidiendo no permitir a los recuerdos dolorosos adueñarse de nuestro corazón. (Radio Vaticana, 22 jun. 2016)
Ya tierra armenia, el Pontífice también alabó la identidad cristiana de este pueblo, pues “la fe en Cristo no ha sido para Armenia como un vestido que se puede poner o quitar en función de las circunstancias o conveniencias, sino una realidad constitutiva de su propia identidad, un don de gran valor que se debe recibir con alegría, y custodiar con atención y fortaleza, a precio de la misma vida”. (Radio Vaticana, 24 junio 2016)
Hacia la unidad. El Papa Francisco realiza este viaje para visitar a los católicos armenios, que son apenas un 10 por ciento de la población. El restante 90 por ciento también son cristianos, pero pertenecen a la Iglesia ortodoxa armenia, mejor conocida como “Iglesia apostólica armenia”.
Por eso, una de las expectativas de este viaje apostólico es la de unir más todavía a los cristianos apostólicos (o sea, ortodoxos) y a los cristianos católicos. Así, cuando llegó a la catedral de Santa Etchmiadzin, Francisco saludó al Catholicós de Todos los Armenios, Su Santidad Karekin II, y le agradeció “ser acogido en su casa”, porque “este elocuente signo de amor dice, mucho más que las palabras, lo que significa la amistad y la caridad fraterna”.
El Obispo de Roma explicó que el espíritu ecuménico (la búsqueda de la unidad entre cristianos de diversas confesiones) adquiere un valor ejemplar, incluso para los no cristianos, y “representa para todos una fuerte llamada a componer las divergencias mediante el diálogo y la valorización de lo que une”.
Ante un panorama mundial desolador, con este doble mensaje desde Armenia, Francisco revalora el papel de las religiones tanto en la búsqueda de la identidad cultural que permita la reconstrucción social como la unidad que permita una búsqueda conjunta del bienestar de la sociedad.
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