Encuentro fraterno con Seminaristas
Los jóvenes que están próximos a cursar la Teología, recibieron la visita del Arzobispo de Guadalajara, quien les compartió su experiencia como estudiante en el Seminario y también celebró con ellos la Eucaristía.
Fotos y Texto: Dulce Natalia Romero Cruz
Fue la Casa de vacaciones del Seminario, en el poblado de Unión de Guadalupe en el Municipio de Atoyac, el sábado 23 de julio, el punto de encuentro del Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, con los Seminaristas. Ahí les habló sobre tres temas importantes para su formación: la obediencia, el celibato y el vivir en comunión. También tuvo un momento de retroalimentación, en el que permitió que le hicieran preguntas algunos de los casi 100 muchachos presentes. Les compartió sus momentos difíciles y también los más alegres, de cuando él estaba en la misma etapa que ellos que se encuentran en el Seminario.
No dejar las cosas para mañana
Después del encuentro, el Prelado presidió una Eucaristía en la Parroquia dedicada a la Virgen de Guadalupe. Durante la homilía, habló sobre la Parábola mencionada en el Evangelio, del trigo y la cizaña: “la primera, es la buena semilla y la segunda, es la mala, que puede impedir que el trigo crezca y fructifique, y hasta lo puede ahogar. Cuando leemos esta Parábola en el contexto de esta visita que hago a este grupo de nuestro querido Seminario de Guadalajara, pienso que esta Casa, es un campo en el que el Señor siembra la semilla de la vocación, en cada uno de los chavos que están en este proceso de descubrir y discernir el llamado que el Señor les hizo, y responder lo más generosamente posible”.
Además, advirtió que aunque Dios ha sido generoso con esta Arquidiócesis, por el gran número de vocaciones, no se debe pensar que todo va muy bien sólo por eso, por lo que les pidió que no dejen de trabajar y hacer Obras de Misericordia, de atención al pobre, al humilde. “Se requiere hacer a un lado todas aquellas actitudes y gestos que no corresponden a la buena semilla que el Señor ha puesto en su corazón”.
Invitó a cada uno de los Seminaristas a practicar los auténticos valores del Reino, “que se consoliden y se manifiesten en su corazón, para evitar que crezca, en su ser, la cizaña convertida en signos negativos que pueden ser la vanidad, el orgullo, el egoísmo, la ambición, etcétera. Se debe trabajar todos los días para que la semilla buena vaya creciendo y se vaya fructificando en su corazón de futuros Sacerdotes y Pastores. Hay que acoger esta palabra porque el tiempo pasa y no podemos darnos respiro ni largas para que crezcan en ustedes los valores del Reino de Dios”.
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