En el Reino Unido el aborto es legal hasta las 24 semanas de embarazo en los territorios de Inglaterra, Escocia y Gales. En casos en los que se considere que la salud de la madre está en peligro o el bebé nacerá con graves discapacidades físicas o mentales, esta práctica se puede realizar legalmente pasado ese plazo.
En su sección 4, la Ley del Aborto de 1967 reconoce que “ninguna persona tendrá ninguna obligación, ya sea por contrato o por cualquier requisito legal o de otro tipo, para participar en cualquier tratamiento autorizado por esta Ley a la que tiene una objeción de conciencia”.
En su informe titulado “La libertad de conciencia en la disposición de aborto”, publicado a mediados de julio, el APPG señaló que ha recibido “un sólido cuerpo de evidencia que sugiere que hay una creciente presión sobre los profesionales de la salud con una objeción de conciencia a participar en abortos, tanto directa e indirectamente, independientemente de sus posiciones morales y éticas”.
“En particular, el APPG se ha informado sobre una creciente presión legal y profesional para referir pacientes, entrenamiento inadecuado en escuelas médicas sobre el tema de la objeción de conciencia, y oportunidades limitadas de progreso profesional”.
La presión, indicaron, es particularmente intensa en los campos de obstetricia y ginecología.
Consultada por los parlamentarios, la Asociación Médica Británica (BMA, por sus siglas en inglés), confirmó que “algunos médicos se han quejado de ser acosados y discriminados debido a su objeción de conciencia al aborto”.
Para leer el informe completo del APPG, en inglés, puede ingresar a este enlace.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 26 de marzo de 2015
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