Texto y Foto: Pbro. Alberto Ávila Rodríguez
Piedras que están en todos lados
con la certidumbre del olvido,
con historias escondidas
en los polvos endurecidos del tiempo.
…Siempre ha habido alguien que sabe
de labrar piedras sorpresivas.
Buscaron una esquina, un capitel
o dinteles que sostengan techos,
al mismo tiempo que abren una puerta;
tal vez, piedras en espera de algún arquitecto
Son piedras con dolor de siglos.
Escarbadas, encontradas y ahora presentadas.
La gente de entonces, de hoy y del mañana,
dará cuenta de su rigidez y galanura
para enfrentarse al reloj y al calendario.
Son piedras con escuela,
con alumnos de distintos siglos,
que las buscan, que las quieren,
Que las envuelven en historias de certidumbre,
Y quizás de emociones cristalinas
o de sórdidas venganzas.
Son, ellas solas, actas presentes del pasado
que van acuciando el futuro
para volver a ser piedras,
No sólo conjugadas en pretérito;
también con imaginación activa para el futuro.
En ellas, hay historias por contar,
leyendas por re-crear,
pensamientos por destrabar; pero, sobre todo,
testigos son de sus inicios hasta los días de hoy.
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