Cada tercer domingo de noviembre, las Naciones Unidas conmemora el Día mundial en recuerdo de las víctimas de los accidentes de tráfico, con la intención de promover la prevención de este tipo de accidentes.
Frente a estas tragedias, recordemos la historia de 5 personas que fueron víctimas de accidentes automovilísticos, y que lograron recuperarse gracias a un milagro obrado por intercesión de estos santos y beatos.
1. Santo Cura Brochero
En el año 2000, los esposos argentinos Sandra Violino y Osvaldo Flores, su pequeño hijo Nicolás de solo 11 meses de nacido, y los padres de Sandra, viajaban en su vehículo cuando fueron chocados por otro auto que iba con las luces apagadas.
El accidente causó la muerte del abuelo y dejó al bebé en estado grave debido a un fuerte golpe en la cabeza. En su desesperación, Osvaldo pidió la intercesión del cura José Gabriel del Rosario Brochero.
El estado del bebé era grave, se encontraba en estado vegetativo. Luego de muchos tratamientos, Nicolás fue diagnosticado con discapacidad completa; sin embargo, con el pasar del tiempo se fue recuperando, quedando con una disminución de la movilidad en la parte derecha del cuerpo, sin llegar a la parálisis.
El médico que atendió a Nicolás, Vicente Montenegro, dijo a los padres “que cumplieran las promesas que habían hecho, porque lo sucedido con la evolución del niño superaba toda intervención científica”.
Gracias a este milagro, el Santo Cura Brochero fue beatificado el 14 de septiembre de 2013 en la Villa Cura Brochero, en Córdoba (Argentina), y tres años después, el 16 de octubre, fue canonizado en la Plaza San Pedro por el Papa Francisco.
2. Santa María Caterina Kasper
El 26 de noviembre de 2011, un religioso llamado Leo, de la localidad de Madhya Pradesh (India) sufrió un grave accidente en la carretera Mumbai-Agra. Al día siguiente, la comunidad de las Siervas Pobres de Jesucristo, que vivían muy cerca del lugar, se enteraron del hecho.
Las hermanas, que conocían al religioso, gestionaron su traslado al Centro de Investigación Choithram en Indore, donde fue conectado a un ventilador mecánico debido a su condición crítica. El hermano Leo tenía politraumatismo con múltiples lesiones en la cabeza, hemorragia interna, lesiones en la columna vertebral y otras heridas abdominales.
Las hermanas de las Siervas Pobres de Jesucristo comenzaron una novena para pedir la intercesión de la fundadora, la Beata María Caterina Kasper.
Dos días después, el equipo médico declaró la muerte clínica del religioso. Con el fatal diagnóstico la comunidad a la que pertenecía el hermano Leo comenzó los preparativos del funeral.
Durante el funeral, mientras se despedían del religioso, una de las siervas tomó su mano y lo llamó por su nombre. Con sorpresa notaron movimiento en el cuerpo y en los ojos del hermano Leo.
Inmediatamente el religioso recibió los cuidados médicos y al día siguiente comenzó a hablar. A pesar de las graves lesiones, las cirugías programadas no fueron necesarias y el 4 de enero de 2012 el hermano Leo fue dado de alta.
El 14 de octubre de 2018, Santa María Caterina Kasper fue canonizada por el Papa Francisco junto a Pablo VI, Mons. Oscar Arnulfo Romero y la primera santa boliviana Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa.
3. San Nunzio Sulprizio
En 2006, Pasquale Bucci, un joven de la ciudad de Tarento (en el sur de Italia) quedó gravemente herido tras un accidente de moto. El muchacho cayó en coma y su salud degeneró hasta quedar en estado vegetativo.
El joven siempre llevaba una imagen de San Nunzio Sulprizio en su billetera. Luego del accidente, sus padres pidieron una reliquia del santo a la parroquia de San Domenico Soriano en Nápoles, donde reposan sus restos.
La reliquia fue colocada en la habitación donde se recuperaba el joven para pedir la intercesión del santo por su sanación. Además, el padre derramó en su frente agua de la fuente de Riparossa (ubicada en la región de Abruzos) donde Nunzio Sulprizio iba a lavar su pierna gangrenada.
Pasaron los días y los médicos dijeron a los padres que el muchacho ya no necesitaba ser reanimado. Cuatro meses después salió del estado vegetativo y recuperó sus funciones vitales.
Este milagro logró la canonización de San Nunzio Sulprizio el 14 de octubre de 2018, que fue elevado a los altares junto a Pablo VI, Mons. Oscar Arnulfo Romero y Santa María Caterina Kasper.
4. Beata Benedetta Bianchi Porro
El 21 de agosto de 1986 en Génova, Stefano Anerdi, un joven universitario de veinte años fue atropellado por un automóvil mientras conducía su motocicleta, cayendo violentamente al suelo.
Anerdi fue rescatado inmediatamente por una enfermera y trasladado en ambulancia a la sala de emergencias del Hospital Sampierdarena, de allí fue derivado con pronóstico reservado al Hospital San Martino de Génova.
Los médicos señalaron que el estado del joven era crítico y no había esperanzas de que sobreviviera, al punto que pidieron a los padres dar su consentimiento para entregar sus órganos en donación.
Ante el accidente, familiares y amigos se unieron en una jornada de oración por la curación del joven. Pidieron la intercesión de la Beata Bianchi, cuya historia había conocido recientemente la madre del paciente.
El 3 de septiembre, Anerdi despertó y pronto se recuperó totalmente. Los médicos han definido su curación como científicamente inexplicable.
Benedetta Bianchi Porro fue beatificada el 14 de septiembre de 2019, día en que se celebra la Fiesta de la Exaltación de la Cruz.
5. Armida Barelli
El 5 de mayo de 1989, en la localidad italiana de Prato, la señora Alice Maggini de 65 años fue atropellada por un camión mientras viajaba en bicicleta y sufrió una conmoción cerebral severa. Los médicos habían pronosticado graves consecuencias neurológicas.
Sin embargo, la familia rezó y pidió su intercesión a la Sierva de Dios Armida Barelli y, de modo científicamente inexplicable, Alice Maggini se recuperó por completo. No sufrió ninguna consecuencia y continuó su vida con total autonomía hasta su muerte en 2012.
En febrero de 2021, el Papa Francisco aprobó la promulgación del decreto que reconoció el milagro atribuido a la intercesión de la venerable Sierva de Dios Armida Barelli de la Tercera Orden secular de San Francisco.
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