Santiago Alberione nació en San Lorenzo di Fossano, Cúneo (Italia) en 1884. Desde niño evidenció una gran curiosidad y determinación. En la escuela era de los más entusiastas cuando de cosas de fe se trataba. Vale recordar aquella historia en la que una maestra le preguntó qué es lo que quería ser cuando fuera grande y él -sorprendiendo a más de uno- respondió: “quiero ser cura”.
A los 16 años ingresó al seminario de Alba y conoció al canónigo Francisco Chiesa, quien fue su guía espiritual por 46 años. Interpelado por la encíclica “Tametsi Futura Prospicientibus” (una reflexión sobre el futuro desde la figura de Jesucristo Redentor) de León XIII, Alberione pasaría la noche en oración frente al Santísimo Sacramento y descubriría el llamado de Dios al sacerdocio.
En 1907, ya ordenado, en medio del trabajo pastoral y el estudio, Santiago comprendió algo más en su vida: que Dios ciertamente lo llamaba a anunciar el Evangelio, pero que ese anuncio debía hacerse de forma novedosa. Inspirado en la figura de San Pablo, quien predicó en el areópago, se sintió atraído por la idea de proclamar a Cristo a través de los modernos medios de comunicación.
Es así que en agosto de 1914, el P. Alberione fundó la Pía Sociedad de San Pablo, dando origen a lo que posteriormente se conocería como la “familia paulina”. Luego vendrían otras fundaciones: la Congregación de las Hijas de San Pablo, las Pías Discípulas del Divino Maestro, las Hermanas de Jesús Buen Pastor y el Instituto Regina Apostolorum. A estos se sumaron los institutos de vida secular consagrada San Gabriel Arcángel, Virgen de la Anunciación, Jesús Sacerdote y Santa Familia. En total, diez instituciones fueron constituidas, entre las que también se cuenta a los Cooperadores Paulinos.
El Padre Alberione fue un gran impulsor de la impresión de ediciones populares de la Biblia y de diversos textos de formación católica, litúrgica y pastoral.
Debido a su creciente apostolado, el beato tuvo una relación cercana con el papado. En 1962 fue invitado a participar del Concilio Vaticano II por San Juan XXIII, quien dijo de él: “este sí que es un gran hombre de Dios”. Por otro lado, al final de sus días, recibió la visita de su amigo, el Papa San Pablo VI.
El Beato Santiago Alberione partió a la Casa del Padre el 26 de noviembre de 1971 -hace medio siglo exactamente- y fue beatificado por San Juan Pablo II en 2003, el día de la Solemnidad de la Divina Misericordia. Tras su beatificación, fue nombrado Patrono de las Comunicaciones y de Internet.
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