San Maximiliano Kolbe fue un sacerdote polaco que dio su vida para salvar a un padre de familia condenado a muerte en el campo de concentración nazi de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial.
En el marco del 30º aniversario del Servicio Penitenciario de la provincia de Catamarca, se bendijo la capilla San Maximiliano Kolbe ubicada al interior del Penal N°1 de Miraflores, departamento Capayán.
El Obispo de Catamarca, Mons. Luis Urbanc; acompañado del capellán, P. Dardo Olivera; bendijo la capilla, en compañía de autoridades del Ministerio de Seguridad y del Servicio Penitenciario Provincial, personal e internos de la unidad penal.
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Durante la ceremonia de bendición Mons. Urbanc reconoció “el esfuerzo, el sacrificio, el amor que han puesto los internos, porque la mano de obra es de ellos”. Además, agradeció “a todos los que de una u otra manera han cooperado para que esto sea una realidad”.
“Después de mucho bregar, tenemos en el servicio penitenciario este enorme templo, que ha sido hecho con el sacrificio de muchos”, afirmó.
“Tenemos que seguir fortaleciendo los vínculos y el trabajo genera vínculos estrechos. Construir esta Casa de Dios y donde se reúnen los hijos de Dios, es muy importante dentro del Servicio Penitenciario”, sostuvo.
El Obispo de Catamarca también oró a San Maximiliano para que “desde el Cielo siga animando a todos los que prestan un servicio, pero sobre todo para que cada uno de los internos pueda, a partir del encuentro con Dios, ir sanando las heridas en sus corazones; que puedan ir reconciliándose consigo mismos, con la familia y la sociedad, y que esa anhelada reinserción en la sociedad sea muy provechosa”.
Para ello, “es muy importante la oración, el silencio, la meditación, la participación en los sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la reconciliación, para que el Señor pueda entrar con su gracia y sanar el corazón”, recordó.
Mons. Urbanc también reconoció al P. Dardo quien con “entusiasmo, tesón y dedicación acompaña este proceso espiritual”, a partir de la conformación de la pastoral carcelaria y la motivación hacia personal e internos.
“La misma comunidad parroquial va haciendo un camino de descubrir cuál es el sentido de prestar un servicio a los hermanos que están privados de la libertad cumpliendo una pena. Es importante que se sepa que hay un trabajo serio, sostenido, hecho con mucho amor, para que todos puedan ir tomando conciencia de la importancia que tiene la dimensión espiritual en la vida humana; y aquí de un modo particular”.
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