En un comunicado, la Oficina de Prensa de la Santa Sede señaló este 27 de noviembre que “para evitar reuniones, y el consecuente riesgo de contagio de COVID-19, en vez del habitual homenaje público a la Inmaculada, también el próximo 8 de diciembre el Papa Francisco realizará un acto privado de devoción”.
En este acto privado, continuó, el Santo Padre pedirá “a Nuestra Señora que proteja a los romanos, a la ciudad en la que viven y a los enfermos que necesitan de Su maternal protección en todas partes del mundo”.
La disposición se enmarca en una serie de nuevas restricciones que implementará el gobierno italiano desde el 6 de diciembre hasta el 15 de enero, entre las que figuran la prohibición a personas no vacunadas de acceder a eventos públicos, fiestas, restaurantes, teatros y discotecas.
El 8 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, la Iglesia Católica celebra en todo el mundo que la Virgen María “fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente”.
Esta es la segunda vez que se suprime el homenaje público a la Inmaculada Concepción a causa de la pandemia de COVID-19.
El 8 de diciembre de 2020, de forma privada y sin presencia de fieles, el Papa Francisco acudió a primera hora de la mañana a rezar ante el monumento mariano en la Plaza de España.
En la Plaza de España, una imagen en bronce de la Virgen María de cuatro metros y nueve toneladas se alza sobre una columna de 12 metros, en cuya base se encuentran representados los cuatro evangelistas.
La imagen es obra del escultor italiano Giuseppe Obici, y fue inaugurada el 8 de diciembre de 1857, exactamente tres años después de que el Papa Pío IX proclamara el dogma de la Inmaculada Concepción.
Tradicionalmente, como parte de los homenajes a la Virgen María en ese día, un bombero se sube a lo alto de una escalera de un camión de bomberos y coloca una corona de flores en el brazo de Santa María.
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