Santiago tiene 22 nuevos diáconos permanentes para el servicio de los más pobres

Los nuevos diáconos son José Contreras, Juan Antonio Guzmán, Segundo Pavéz, Luis Aguayo, Juan Morales, Juan Carlos Tenorio, Héctor Bravo, Alejandro Tejerina, Ángel Baeza, José Manuel Borgoño, Javier González, Francisco Javier Rodríguez, Ignacio Carrera, Eduardo Guerrero, Carlos Osorio, Haroldo Ávila, Miguel Cortés, Julián Navarrete, Víctor Neira, Eduardo Rojas, Juan Carlos Acuña y Wilheim Navarro.

Los diáconos permanentes son hombres casados, con hijos, y que trabajan en distintas actividades laborales, que reciben la misión de servir a la Iglesia acompañando al obispo y a los sacerdotes en la celebración de la eucaristía; administran determinados sacramentos como el bautismo y el matrimonio; imparten la bendición y colaboran en la práctica de la caridad con los más necesitados.

La catedral se repletó de los familiares, amigos y comunidades de los candidatos a diáconos, y la misa fue concelebrada por monseñor Pedro Ossandón, obispo auxiliar y vicario de la Zona Sur; monseñor Juan Barros, obispo castrense, los vicarios zonales ambientales, más de cien diáconos y decenas de sacerdotes de la arquidiócesis, junto a una asamblea que siguió con atención cada parte de la liturgia.


La Iglesia, fundada y animada por el Espíritu Santo

Monseñor Ricardo Ezzati dijo en su homilía que esta ordenación diaconal “es un signo concreto de cuánto Dios quiere, de cuánto Dios quiere a nuestra comunidad eclesial de Santiago y de cuánto Dios quiere a cada una de sus comunidades parroquiales donde él ha suscitado una vocación”. Refiriéndose al evangelio proclamado en esta liturgia, el pastor afirmó que “si nosotros como Iglesia y quienes van a ser ordenados de una manera muy particular, estamos llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra, no es porque nosotros tengamos en nosotros mismos la luz y la sal, sino porque en nosotros hacemos espacio a aquél que es luz y que es sal de la tierra, a Jesucristo. No nos anunciamos a nosotros mismos”. Luego, destacó la acción y la presencia real y fecunda del Espíritu Santo en la comunidad eclesial y señaló que “aunque a veces la opinión pública quisiera hacer aparecer a la Iglesia como dañada por tantos pecados, que son fruto de nuestra fragilidad, la realidad fundamental de nuestra Iglesia es la de una comunidad animada por el Espíritu, en la cual el Espíritu suscita constantemente nuevas vocaciones al servicio del Evangelio y de los más pobres”.


Más adelante, monseñor Ricardo Ezzati afirmó que este llamado al diaconado permanente es una voz de Dios, una profecía, que indica que “la presencia y la acción de Dios es lo que lleva a plenitud la vida de todos los hombres y mujeres con los que van a compartir su vida ministerial. Luego, recordó a los nuevos diáconos permanentes ejercerán su ministerio en la comunidad eclesial, en la cual tendrán la misión de predicar, de celebrar los sacramentos, de vivir en la comunión y de servir. Por último, enfatizó que este servicio es hacia “los más pequeños, los más pobres, los marginados”. El Arzobispo de Santiago terminó su homilía agradeciendo a las parroquias y comunidades la experiencia que permitieron vivir en su preparación a los candidatos a diáconos. Y a las familias les recordó que son una Iglesia doméstica, “el primer lugar donde el diácono está llamado a realizar su ministerio”.


Monseñor Ezzati presidió esta liturgia justo en el día en que cumple 17 años de su ordenación episcopal, razón por la cual dio gracias a Dios y pidió a los presentes rezar siempre por su obispo.

Luego de la homilía se desarrollaron las diversas partes del rito sacramentales, como la postración de los 22 candidatos en actitud de profunda oración y el diálogo con el arzobispo, en el que expresaron su voluntad de recibir la ordenación diaconal y su disposición a vivir la fe de palabra y de obra, en obediencia y respeto hacia su pastor. Luego, recibieron la imposición de manos, que los consagra como diáconos permanentes y el arzobispo proclamó la solemne plegaria de ordenación. Finalmente, los nuevos diáconos recibieron los signos de su misterio, como la estola, la casulla o dalmática y el Evangelio. Toda la comunidad presente aclamó con inmensa alegría y aplaudió a los nuevos ordenados de la Iglesia en Santiago.


La gratitud de los nuevos diáconos

José Manuel Borgoño Barros, sobrino del obispo castrense, Juan Barros, ingeniero civil, casado, 6 hijos, es coordinador de la pastoral familiar en la vicaría cordillera junto a su esposa. Haber llegado a ser diácono permanente es maravilloso, inesperado, nunca pensé que el Señor se iba a acordar de mí para este servicio, que asumo con mucho cariño y gratitud al Señor. Hoy más que nunca se requiere mostrar un mensaje al hombre moderno de hoy, con la fe que el Señor nos regala, que, siendo atractiva, a veces la expresamos de un modo que no atrae al mundo de hoy.


Wilheim Navarro Navarro, casado, tres hijos “y otro en el cielo”, realiza su labor pastoral en el colegio de los Sagrados Corazones, de Santiago, y trabaja en la Vicaría para la Educación. Hemos recorrido ocho años para llegar a este momento y es algo indescriptible lo que uno siente.


Mónica Undurraga, esposa de José Manuel Borgoño, agradeció, a nombre de las esposa s de los nuevos diáconos, “el paso de Dios en nuestras vidas, especialmente en este tiempo en el que hemos acompañado a nuestros esposos en su preparación al ministerio diaconal, para ser sus testigos, para servir a Cristo y a la iglesia, mostrando al mundo el rostro del Cristo servidor”.


Fuente Departamento de Comunicaciones

www.iglesiadesantiago.cl



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