Mientras los cerca de 50 mil fieles que se apostaron en la Plaza de Armas movían entusiastas sus banderas, una cueca rendía honores a la patrona de nuestro país, en este 29 de septiembre, Día de Oración por Chile, festividad en que la Iglesia ofrece a Dios nuestra historia, alegrías y tristezas.
Tras una breve oración, la procesión avanzó por la calle Catedral acompañada por Vicarios, sacerdotes, religiosas, las Camareras de la Virgen del Carmen, las Fuerzas Armadas y de Orden, colegios, parroquias y movimientos acompañaron orando y cantando el trayecto hasta el frontis del museo de Bellas Artes, para celebrar ahí y bajo un intenso sol, la Eucaristía.
La misa y la procesión fue presidida por monseñor Cristián Contreras, Obispo Auxiliar de Santiago y concelebrada por monseñor Juan Antonio Cruz Serrano, Secretario de la Nunciatura Apostólica y por monseñor Pedro Ossandón, Obispo Auxiliar de Santiago.
En su homilía, monseñor Contreras se mostró agradecido de la Virgen y de todos los creyentes que la acompañan todos los años en el Día de Oración por Chile y ofreció la Eucaristía por la paz, el entendimiento, el reencuentro y la reconciliación de los chilenos. Y junto con recordar la presencia y la importancia de la “Carmelita” en nuestra historia, señaló que “siento en el alma la misión de transmitir esta devoción a la próxima generación, para que nunca falte en el alma de la patria el amor por la Virgen María”.
Marcando el término del Año de la Fe -que se inició en esta procesión el año anterior- el obispo, manifestó que “la fe auténtica se abre de par en par en el corazón de los creyentes, para comunicar a otros los amores y certezas más profundas que nosotros hemos recibido. Y ese amor y esa certeza de llama Jesús, hijo de Dios e hijo de María, nuestro Salvador. Por eso al año de la fe, sigue el año de la misión territorial, para que no haya persona ni hogar que deje de recibir el Evangelio de Jesús. Esta no será sólo una misión que comprometa a algunos de nosotros, sino a todo el Pueblo de Dios”.
La cruz misionera acompañó durante todo el trayecto a la imagen de la Virgen y fue traspasada en la misa, por los jóvenes de la Vicaría Centro a los de la Vicaría Norte, donde motivará la reflexión acerca de la situación de los privados de libertad.
Terminada la celebración, la Virgen del Carmen al igual que los fieles volvió a su hogar, la Catedral, rodeada de flores y escoltada por la guardia de los uniformados y seguida por música y grupos de baile religiosos.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
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