Cardenal Juan Sandoval Íñiguez
Arzobispo Emérito de Guadalajara
La existencia de los Ángeles, atestiguada desde las primeras hasta las últimas páginas de la Sagrada Escritura, nos habla de una magnífica creación de seres espirituales, espíritus puros de inteligencia y voluntad poderosas, salidos de las manos del Creador. Se les da el nombre de Ángeles, que quiere decir mensajeros, pero a los portadores de los mensajes más importantes de parte de Dios se les llama Arcángeles, y son tres: Miguel, Gabriel y Rafael, que se celebran ahora juntos este 29 de septiembre.
En esta ocasión aludiremos solamente a San Miguel Arcángel, cuya Fiesta, este domingo, se celebra en recuerdo de la Dedicación de una iglesia en su honor en este día, en la Vía Salaria de Roma, por el Papa San León Magno.
Meritorio Patrono
El Arcángel San Miguel es mencionado en tres lugares de la Biblia: en el Libro del Profeta Daniel (Cc. 10 y 12) como ayudante y protector del pueblo de Dios durante los duros años del cautiverio en Babilonia. También una breve cita en la Carta de San Judas, que forma parte del Nuevo Testamento, hace una referencia a San Miguel disputando con el Demonio por el cuerpo de Moisés (v. 9). Y en el Apocalipsis (Cap. 12) se hace la referencia más importante desde el punto de vista teológico sobre él, que capitanea las huestes celestiales de Ángeles fieles contra Luzbel y sus ángeles rebeldes, arrojados al abismo, al grito de “¿Quién como Dios?”, que es lo que significa el nombre de Miguel. Se dice ahí mismo que el ángel caído va en persecución de la Mujer vestida de sol y coronada de estrellas, que está a punto de dar a luz un Hijo; imagen de la Virgen María, Madre del Redentor, y de la Iglesia, Madre de los redimidos.
No es de extrañar que la Iglesia Universal lo haya tomado como su Patrón y Protector y le haya dedicado templos en todo el ámbito de la Cristiandad, así en Oriente como en Occidente, porque Miguel es el Defensor del Pueblo de Dios contra las acechanzas del Maligno. Los Santos Padres se lo reconocen. Orígenes lo llama “Príncipe de las milicias celestiales”; San Ireneo dice que Miguel es el que presenta las oraciones de los fieles ante el Trono de Dios, y San Gregorio de Tours afirma que San Miguel es quien conduce las almas de los que han muerto, ante la presencia del Señor.
Aplicaciones de actualidad
El Papa León XIII compuso la Oración a San Miguel Arcángel, que mandó se rezara al final de la Misa, y así se hizo hasta antes de la reforma litúrgica posterior al Vaticano II. Su intención fue pedir al Protector del Pueblo de Dios ayuda contra los embates del Demonio que azotaban a la Iglesia, especialmente por obra del racionalismo ilustrado, enemigo declarado y perseguidor de toda Religión revelada y especialmente de la Iglesia Católica. Mismo racionalismo liberal ilustrado que ya para entonces había engendrado dos hijos espurios, que habrían de ensangrentar con tremendas guerras y genocidios el Siglo XX: el Capitalismo y el Marxismo, ambos materialistas y ateos y con pretensiones, cada uno, de dominio mundial.
La situación actual de la Iglesia es de una lucha frontal contra la cultura de la muerte para defender la familia y la vida, y la urgencia de denunciar la codicia y rapacidad del Capitalismo salvaje dominante, que no se detiene en recurrir a la violencia para arrebatar y acumular los bienes de la Tierra, dejando en la miseria a inmensos sectores de la Humanidad. De ahí viene una persecución solapada contra la Iglesia, sobre todo por medio de la calumnia, de la difamación, y haciéndola a un lado del escenario de la Historia.
También la situación actual de México se mira difícil: se acumulan nubarrones en el horizonte, y parece que este país nunca acaba de salir de sus problemas para encontrar la vía del progreso; como si una mano poderosa y malévola estuviera siempre tirando de él hacia abajo, hacia el abismo. Son muy conocidos los muchos problemas que agobian ahora a México: la violencia del crimen organizado, que crece; la corrupción generalizada; la falta de rumbo; la indiferencia y a veces el cinismo de los que dirigen la vida pública; el ataque persistente y planeado contra la familia y la vida en los Medios de Comunicación y en las Leyes. Las consecuencias de todo esto son la pobreza en auge, el desempleo, el hambre y enfermedades. Parece, como vulgarmente se dice, que el diablo anda suelto. ¿Cómo es que el Bien no se da y que el Mal encuentra siempre activos colaboradores y amplias avenidas para transitar?
Por lo tanto, es necesario invocar con más frecuencia y fervor a San Miguel Arcángel, Protector del Pueblo de Dios, con la oración que nos dejó el sabio y gran Pontífice León XIII. (Aparece en la Contraportada, Pág. 36).
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