Una festividad muy añeja
Día de San Felipe de Jesús
Profa. Raquel Guadalupe Núñez Rojas
Centro de Estudios Históricos “Fray Antonio Tello”
Hojeando el calendario de este año, encontraremos en la fecha del 5 de febrero una leyenda que textualmente reza: “Proclamación de la Constitución”, mas no indica a cuál se refiere, si a la de 1857 ó a la de 1917. Tratando de aclarar nuestras dudas, recurrimos a la Historia Patria, a partir del México Independiente y, ¡oh sorpresa!, descubrimos que la festividad de este día es mucho más añeja que la propia Carta Magna.
La citada Festividad del 5 de febrero se debe a un Decreto emitido por el primer Presidente de México, Don Guadalupe Victoria, quien gobernó nuestro país de 1824 a 1829. En dicho Documento honraba al primer Mártir mexicano así reconocido, San Felipe de Jesús de las Casas Martínez (para entonces solamente Beato), sacrificado en Nagasaki el año de 1597, junto con otros Franciscanos, Misioneros Jesuitas y japoneses Laicos convertidos. Todos ellos, condenados a ser crucificados por evangelizar en aquellas tierras paganas.
Por cierto, en el mencionado Decreto Presidencial se declaraba el 5 de febrero como “Fiesta Nacional”, y así fue celebrado durante las primeras décadas de nuestro país independiente.
Modificación de la fiesta por la laicidad del Estado
Por razones obvias, debido a la irreligiosidad de nuestros Legisladores en la segunda mitad del Siglo XIX y principios del XX, así como a la republicana costumbre que tenemos los mexicanos de cambiar el nombre a la ciudades, pueblos y calles, nada más fácil resultó borrar el nombre del Protomártir Mexicano y en su lugar colocar el de nuestra Carta Magna, como si no tuviéramos otros 364 días para exaltar la Constitución que nos rige.
El Sacerdote Jesuita Xavier Escalada, quien vivió en Japón como Misionero durante varios años, siguió trabajando en la divulgación de la vida del joven criollo Mártir, Felipe de Jesús, como ejemplo para los jóvenes mexicanos. El Padre Escalada ha publicado una biografía ilustrada del Santo. Celebra Misas parcialmente en japonés para la colonia japonesa en México, en la iglesia de San Ignacio, de la Colonia Roma.
San Felipe en la Historia
Muchas han sido las obras escritas en honor del joven Felipe, nacido en la Ciudad de México el 1º de mayo de 1572. Existe un drama histórico nacional, en seis cuadros y en verso, del dramaturgo mexicano Mariano Osorno, probablemente estrenado en 1862, a raíz de la Canonización de nuestro primer Santo por parte del Papa Pío IX, ocurrida el 8 de junio de ese año. En esa obra, Osorno exalta la conversión del joven libertino, convertido en Santo, pese a su juventud: 25 años. Es inexplicable la evolución del mundano a Fraile; tal vez se debió al milagroso efecto de las oraciones de su madre, Antonia Martínez.
El martirio de Felipe “es un acto providencial”, como afirman sus biógrafos. Convertido en Fraile Franciscano en Manila, Filipinas, intentaba volver a México, pero la Providencia lo atajó con una tormenta en el mar que lo acercó a Japón. Allí fue alcanzado por el destino.
San Felipe es el ejemplo de la interacción divina en la vida de los hombres, como repetición o reflejo de la Historia de la Salvación, consumada en la Cruz. Con razón su nana “la negra” lloró al ver que la higuera seca de su casa reverdecía prodigiosamente.
La Iglesia Católica ha declarado a San Felipe Patrono General Secundario de la Nación Mexicana. Al mismo tiempo, la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) lo tiene como su Patrono y Protector. En la Catedral de la Ciudad de México hay una capilla dedicada al Santo; es Patrono de los Joyeros y Orfebres; en nuestro país varias poblaciones llevan su nombre, al igual que una Provincia de la Orden Franciscana, y aquí, en Guadalajara, un Barrio tradicional del Sector Libertad recibe el nombre de San Felipe de Jesús, así como un Asilo de Ancianos.
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