Festividad de Santo Tomás de Aquino en la diócesis de Cartagena
Nuestro director, Jesús de las Heras Muela, impartió la conferencia “Un Papa pobre para una Iglesia pobre. El decálogo del Papa Francisco, un Papa que emociona e interpela”
El Obispo de la Diócesis de Cartagena, Mons. Lorca Planes, presidió ayer los actos conmemorativos de la fiesta de santo Tomás de Aquino, que dieron comienzo con la celebración de la Eucaristía que se celebró en la Capilla del Seminario Mayor de San Fulgencio (Murcia).
Junto al Sr. Obispo estuvieron el Vicario General de la Diócesis, así como los rectores y formadores de los Seminarios de San Fulgencio, Redemptoris Mater, así como los directores y profesores de los distintos Centros de Estudios Teológicos que existen en la Diócesis.
En la homilía, Mons. Lorca Planes ensalzó la figura de Santo Tomás de Aquino y su aportación a la historia de la Teología. Partiendo de la lectura del Oficio Divino de su fiesta, ahondo en el misterio de la pasión de Nuestro Señor como camino que llevó a Santo Tomás a vivir su entrega en sencillez. “La Pasión de Cristo, es nuestro modelo de vida. Apetecer lo que Cristo apeteció”, expresó el Obispo.
Concluida la Eucaristía tuvo lugar el acto académico en el Aula Magna del Centro de Estudios, que corrió a cargo del director de la revista ECCLESIA, D. Jesús de las Heras, el cual trazó una semblanza de SS el Papa Francisco y su pontificado en estos meses. Con una cercanía entrañable y a la vez con un conocimiento profundo de la figura del Papa.
Durante su conferencia habló de la personalidad y legado del Papa, y subrayó, según él, que “este Papa está siendo el Papa pobre para una Iglesia pobre”, sin que de ninguna manera sea excluyente de quienes no son pobres porque “quién no tiene alguna pobreza siquiera en el corazón”.
La charla constó de tres partes. Una primera en la que realizó un recorrido por todo lo acontecido durante el pasado año; una segunda parte en la que resalto las cinco “marca y señales claras que para la Iglesia quiere el Papa Francisco”, y finalizó ahondando en un decálogo de “principios que fundamentan este aire fresco que ha llegado a la Iglesia”, como por ejemplo “la eclesialidad, el amor a María, un estilo samaritano y el compromiso de la Iglesia con la realidad social actual”, entre otros.
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