Luces en el Caminar Pastoral
Quizá podamos argumentar que este proceso al que nos invita el Señor, es demasiado lento y con magros resultados; que la gran multitud de nuestro Pueblo no ve los pródigos frutos que soñamos.
Vicaría de Pastoral
¿Es verdad que repetimos los procedimientos?
¿Son las mismas fichas, son las mismas preguntas, volvemos al principio?
¿Estamos soñando en la Parusía, cuando nuestra realidad reclama acciones urgentes?
¿Cuándo vamos a ver los copiosos resultados que necesitamos?
¿Va a ser eficaz el Plan Diocesano, o es mejor que cada quien ensaye sus métodos?
OBJETIVO COMÚN
A su llegada, hace cabalmente dos años, nuestro Pastor, el señor Cardenal José Francisco Robles Ortega, manifestó su deseo, su ilusión, de que este gran rebaño: Sacerdotes, Religiosos, Consagrados y Laicos, caminara con un Objetivo Común; que se siguieran líneas comunes de Pastoral, respetando la sana diversidad.
EL MÉTODO
La misma actitud del Arzobispo fue que el modo de llegar a ese Objetivo Común y a esas líneas pastorales se procurara con la participación de todos, y no sólo por un mandato, no por una consigna preconcebida. Que, echando mano a la creatividad, al celo pastoral de todos los Agentes, se aportara para enrique-cer la participación. De alguna forma, este método lleva más tiempo, más coordinación.
QUE LA PASTORAL RESPONDA A LA REALIDAD
En esas primeras manifestaciones, el señor Cardenal hablaba de co-nocer, manejar y responder a la rea-lidad concreta diocesana.
QUE LA ACCIÓN PASTORAL LLEGUE A LA BASE
Se trata de responder a las situaciones de las Parroquias, a los pobres, nos decía, a los jóvenes. Por eso, esto será un gran valor: que los procedimientos sean no de arriba hacia abajo, de la Curia a los Vicarios Episcopales, a los Decanos y a los Párrocos; éstas no han de conside-rarse ‘instancias superiores’ de donde viene la orden de actuar de un modo o de otro, sino que tales estructuras deben partir de esta base parroquial, donde se vive la Fe, donde se ejercita la Pastoral, donde se necesita. Y esas mismas estructuras han de ser coadyuvantes y facilitadoras de la acción parroquial.
ABIERTOS AL ESPÍRITU
Todo este proceso nos pone en actitud de oración, de reflexión, para que en todo él se manifieste la Vo-luntad de Dios, el rumbo de la Fe. Por eso se ha dicho que toda estructura que no evangelice, debe considerarse superada.
Al paso que es posible, todo esto se va realizando. Al revisar el estado de la cuestión pastoral, el Arzobispo Metropolitano hablaba de que no debemos ignorar etapas ni dejarlas pasar. Se pide esfuerzo para ajustarse al Programa, pero cada comunidad lleva su ritmo y podrá ir viviendo cada etapa para su propio bien. Claro, sin desdeñarla.
Lo deseable sería así o asá; ¡qué bueno que llegue el día de poner a tiempo el reloj pastoral!; pero, mientras, vayamos asumiendo los pasos que se nos señalan.
LOS SUBSIDIOS
Quizá no es lo ideal; pero, dada la poca práctica en estos menesteres de planeación, pues esos subsidios son útiles; son una ayuda favorable de parte de la Vicaría de Pastoral, y ha de venir el tiempo en que cada Parroquia marque el ritmo de los procesos, pues lo deseable es que la identidad parroquial no se diluya en el mar de la multitud y del anonimato.
Lento, quizá, pero el proceso pastoral lleva rumbo, tiene su propio compás. El proceso pastoral nos hace ver hermosas luces de esperanza. Como hermanos, cada vez podemos hablar mejor un lenguaje común en el Plan de Pastoral. Es evidente la intención de que haya participación y, aunque se sacrifica mucho en resultados inmediatos, se gana en compromiso y solidaridad. No podemos negar que en las redacciones se refleja el decir de los fieles que viven en nuestras Parroquias; también en nuestras periferias.
Todo esto nos invita a continuar en este camino, a unirnos a este modo de trabajar con un Plan Pastoral.
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