Liberato Rosales Barreto
Esta palabra nos habla de “candelas”, de velas que se encienden y dan luz, porque, precisamente hoy, la Iglesia acostumbra bendecir las velas antes de la Misa de esta Fiesta Litúrgica. Acerca de esta costumbre, se cree que nació de las palabras de Simeón, según lo recuerda el relato bíblico:
“Transcurrido el tiempo de la Purificación de María, Ella y José llevaron al Niño Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor y ofrecer dos tórtolas o dos pichones. Vivía en aquella ciudad un hombre justo llamado Simeón, a quien el Espíritu le había prometido que no moriría sin ver al Mesías”.
Lleno de admiración y de gozo, este anciano tomó al niño en sus brazos, y exclamó: “Señor, ya puedes dejar morir a tu siervo, según lo que me prometiste, porque mis ojos han visto al Salvador; Luz que alumbra a las naciones y gloria del pueblo”…
La Fiesta de hoy, pues, es el reconocimiento de que Él es la Luz que ilumina a su Iglesia, y su Madre Santísima es honrada como Nuestra Señora de la Candelaria. Con las velas prendidas se implora el auxilio divino y el de la Virgen María en todas las calamidades de la vida; pero, especialmente, en el trance de la muerte.
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