Después del evangelio, comenzó la catequesis del Obispo, leída nuevamente por el P. Francisco Javier. En su mensaje, el Obispo destacó el avance en ámbitos como la salud, la educación y las comunicaciones, pero “hay millones de personas que están excluidas de este desarrollo” destacó, “ellos siguen esperando el momento feliz de vivir con sus familias en condiciones a la altura de la dignidad humana”. Agregó que “esta novena es un momento de reflexión sobre la vida que Dios quiere para todos”. “El Papa –recordó- nos habla de la cultura del bienestar que nos anestesia y nos hace insensibles al sufrimiento ajeno. El encuentro con Cristo nos tiene que sensibilizar frente al mundo de los que viven en las periferias de la sociedad, solidarios y atentos con los que nos necesitan, para responder al mandamiento del amor, como María”.
Un chino integrante de un baile religioso entregó su testimonio de fe. Él contó que su madre fue quien lo entregó a la Virgen como chino danzante, para que lo recuperara luego de sufrir una grave quemadura, cuando tenía sólo cuatro años de edad.
“Cristo no vale la pena; vale la vida”
“Jesús espera que nos adhiramos a su misión” dijo el P. Francisco Javier Medina, en su reflexión sobre el evangelio, en la misa vespertina que presidió. Enfatizó el momento en que Jesús se encuentra con los primeros discípulos. “Jesús no llama a los que no tienen nada que hacer, sino a quienes están ocupados, porque necesita personas que dejen algo por él, y lo sigan, -dijo- porque Cristo no vale la pena; vale la vida”.
En esta celebración se rezó por las familias y entre las ofrendas se presentaron anillos de matrimonio junto al pan y al vino.
Fuente: Comunicaciones Copiapó

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