Gallagher, que también es profesor de psiquiatría clínica en el New York Medical College, actualmente trabaja en un libro sobre posesión demoníaca. Esta es su historia.
A finales de 1980 Richard conoció a una mujer que se refería a ella misma como bruja, vestía ropa oscura y utilizaba sombras de ojos de color negro que llegaban hasta las sienes. “En nuestras muchas discusiones, reconoció adorar a Satanás como su ‘Reina’”, contó el científico al Washington Post.
Debido a la formación de Gallagher como psiquiatra por la Universidad de Yale y en psicoanálisis por la Universidad de Columbia, fue contactado por un sacerdote católico que buscaba su opinión profesional, específicamente para descartar si la mujer sufría de un trastorno mental y así asegurarse de que se trataba de una posesión demoníaca.
“Me sentí escéptico. Pero el comportamiento de la mujer superó lo que podía explicar con mi formación. Ella podía darse cuenta de los secretos de algunas personas, sabía cómo habían muerto individuos que nunca conoció, incluyendo a mi madre y su caso mortal de cáncer de ovario”, dijo Gallagher.
Además, seis personas le aseguraron que durante los exorcismos realizados a esta mujer, la escucharon hablar varios idiomas incluyendo el latín, que era totalmente desconocido para ella.
“Esta no era una psicosis; solo lo puedo describir como una capacidad paranormal. Llegué a la conclusión de que estaba poseída”, expresó.
“Durante los últimos 25 años, en varios cientos de consultas, he ayudado a clérigos de varias denominaciones y credos a filtrar los episodios de una enfermedad mental –que representan la inmensa mayoría de los casos– de, literalmente, el trabajo del diablo”, cuenta el psiquiatra.
Gallagher aseguró además que que no ve a la ciencia y la fe en conflicto: “los mismos hábitos que realizo de profesor y psiquiatra –apertura, respeto por la evidencia y la compasión por el sufrimiento– me ayudan a discernir si estos ataques son en realidad malos espíritus o se trata de condiciones médicas”, explica.
Según el especialista los ataques que reciben los individuos se clasifican como "posesión demoníaca" o como "opresiones”, que son ataques más comunes pero menos intensos.
“Generalmente una persona poseída puede entrar en una especie de trance y presentar estados de voz en los que se injuria y menosprecia a la religión, así como entender y hablar varios idiomas extranjeros previamente desconocidos”, narró.
Añadió también que puede presentarse “una fuerza enorme o incluso el raro fenómeno de levitación. Se puede exhibir ‘conocimiento oculto’ de todo tipo de cosas, como la forma en que seres queridos de extraños murieron, los errores que cometieron, incluso cómo se encuentran las personas en un momento dado. Estas son habilidades que no se pueden explicar, excepto por la capacidad psíquica o sobrenatural”.
El especialista comenta que si bien se acerca a cada caso con cierto escepticismo, técnicamente no realiza un “diagnóstico” propio, sino que informa a los clérigos que los síntomas que se presentan no cuentan con una causa médica concebible.
“Soy consciente de la forma en que muchos psiquiatras ven este tipo de trabajo. Mientras que La Asociación Estadounidense de Psiquiatría no tenga una opinión oficial sobre estos asuntos, el campo estará lleno de escépticos y materialistas”, sentenció Gallagher.
La demanda de exorcistas está creciendo en los Estados Unidos, donde por lo menos hay 50 exorcistas "estables" frente a los 12 que hubo hace solo una década.
Así lo explica el P. Vicente Lampert, un sacerdote exorcista de la Arquidiócesis de Indianápolis. Actualmente este sacerdote recibe cerca de 20 consultas por semana, el doble de cuando su Obispo lo nombró en 2005.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 14 de junio de 2016
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