Peripheria: Iglesia en salida
Pbro. José Marcos Castellón Pérez
El día en que el Señor ascendió a los cielos les confió a sus apóstoles ir a todas las naciones para anunciar el Evangelio y hacer, por medio del bautismo, muchos discípulos, sin poner ninguna condición, excepto la fe en Jesucristo, muerto y resucitado para el perdón de los pecados. La Iglesia ha cumplido con fidelidad esta misión, pues hoy el Evangelio de Cristo se anuncia y se predica prácticamente en todos los rincones geográficos del mundo.
El Papa Francisco, sin embargo, nos ha hecho notar que no se trata sólo de ir a todos los lugares geográficos, sino especialmente, a lo que él gusta llamar: “periferias existenciales”; estos son espacios privilegiados, por su complejidad, donde el Señor quiere hacerse presente y que representan un gran desafío para la acción pastoral de la Iglesia, porque la ponen en estado de salida misionera, incluso en los lugares donde tradicionalmente se respira una cultura cristiana. La misión de Cristo, por tanto, no se ha terminado después de dos milenios, sino que sigue y nos está exigiendo nuevo ardor, nuevos métodos y un nuevo lenguaje, por las nuevas circunstancias que, al menos por algunos análisis sociológicos, en el Occidente se caracterizan por ser post-cristianas.
Las “periferias existenciales” son todas las realidades en donde las personas viven al margen o en los confines de los centros de poder religioso, político, económico, social o de cualquier otro tipo. Hoy, al menos en el contexto de México, hay tantas circunstancias que pueden recibir esta designación de “periferia existencial”, y que nos urgen a una nueva evangelización. El Papa Paulo VI decía que la Iglesia existe sólo para evangelizar (cf. EN 4) y el Papa Francisco ha ido mucho más lejos hasta pedir que se revisen todas las estructuras eclesiales conforme a este criterio: que sean para evangelizar. Si no fuera así, se estaría en un camino contrario al que el mismo Jesús marcó para su Iglesia. Evangelizar es la única misión de la Iglesia y a nosotros nos toca ahora evangelizar en las graves situaciones que vive nuestra Patria.
Reconocemos los muchos esfuerzos por evangelizar de la mayoría de los agentes pastorales, pero al menos por lo que se dice en los segmentos noticiosos, en nuestro país pareciera que todavía no ha enraizado profundamente el Evangelio, aunque no se niega que algunos han vivido heroicamente la fe cristiana. El territorio nacional está siendo salpicado por sangre de muchas víctimas que ponen de manifiesto que nos falta mucho por hacer como cristianos. La realidad de México nos debe llevar a cuestionarnos si la evangelización ha llegado a todos los rincones de nuestro territorio mexicano, si estamos saliendo a evangelizar a nuestras periferias existenciales.
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