Los Caminos de la Caridad

Un próximo Santo


No puede haber paz sin justicia, puntualiza el Papa Juan XXIII en su Carta Pacem in Terris (Paz en la Tierra).


Pbro. Germán Orozco Mora

Mexicali, B.C.


JUANXXIIIPontífice en la época de Presidentes como John Fitzgerald Kennedy y Nikita Kruschev, y amigos personales ambos, el “Papa de la sonrisa” criticó en su momento la ingenuidad de naciones como Rusia o Estados Unidos, de querer alcanzar la paz internacional sin necesidad de promover la justicia social.

La ausencia de la guerra, no es, en sí, la paz. La paz es fruto de la justicia. Como complemento de esta justicia, la misericordia es un camino más relevante.

Normalmente, la misericordia o caridad ha sido ridiculizada en el mundo de la política. En las tribunas de la polis o ciudad, se habla de filantropía, solidaridad, subsidio o apoyo económico, pero no de verdadera caridad.

Todavía hoy en día, habría que recomendar, a los Estadistas europeos y americanos que se pelean posiciones y posesiones en territorios soviéticos, dar un repaso a aquel Documento papal de un Pontífice muy próximo a ser canonizado, y que no sólo esgrime la sólida Doctrina de Cristo respecto a la Paz, sino que revela su amplia visión del mundo como Pastor Universal de la Iglesia y, anteriormente, como Nuncio y Diplomático de la Santa Sede en varias naciones.


Quienes se afanan son tildados

Antonio Caso, uno de nuestros admirables Filósofos mexicanos, Fundadores de la Escuela de Filosofía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el ocaso de su vida, cuando José Vasconcelos Calderón redactó las “Letanías del Atardecer”, escribió (Caso) un ensayo poco conocido: “La Existencia como Economía, como Desinterés y como Caridad”.

Ahí daba rienda suelta a su magistral pensamiento y confesaba su Fe Católica, afirmando en dicho Ensayo la importancia de vivir nuestra existencia como caridad, a la manera como la ejercitara el Apóstol San Pablo o el mismo San Francisco de Asís; ambos, imitadores de Cristo.

En México, a pensadores como Antonio Caso, los retóricos y mentirosos embaucadores políticos, entre ellos los marxistas de antaño, solían nombrarlos “conejos” o pensadores “burgueses” porque sustentaban el pensamiento cristiano. Hoy, vemos que han fracasado esos experimentos ideológicos, como el marxismo y el socialismo utópico, y desconozco si los izquierdistas de nuevo cuño continúan en su ignorancia malévola despreciando el pensamiento de hombres como el capitalino Caso, Maestro de generaciones de intelectuales como los miembros de El Ateneo, y de personajes como Manuel Gómez Morín, fundador de instituciones humanísticas y alumno de Caso.


Contrastantes e injustas realidades
Mas no se requiere sustentar pensamiento marxista o bolchevique para que se le revuelva a uno el estómago al reflexionar, por ejemplo, en torno al banquero y funcionario del Gobierno Agustín Carstens, quien recibiera un aguinaldo, en la reciente Navidad 2013, por un monto de cerca de novecientos mil pesos, en tanto que la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, tras mucho deliberarlo, “autorizó” un aumento irrisorio de 2.90 pesos al salario de los trabajadores.

Don Agustín Carstens, nadie lo niega, fue uno de los funcionarios eficaces durante los gobiernos panistas, al proteger impecablemente bienes nacionales como el petróleo, a través de seguros que impidieron su devaluación ante las crisis petroleras internacionales; mas, ahora, al darse a conocer salarios como el suyo y el de los señores Magistrados, Diputados, Senadores, Gobernadores, Alcaldes y otros burócratas de primer nivel, constituye una verdadera ofensa para la mayoría del pueblo, que recibe constantes gasolinazos y sus repercusiones sobre el aumento de precios de productos y servicios. El que los políticos acepten esos salarios obscenos en tanto que a la gente le recetan aumentos salariales inhumanos y constantes alzas, es un reflejo de que para nuestros gobiernos, en sus tres poderes, el pueblo mexicano no es un punto de interés ni de reflexión.


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Crisis cíclicas

Ante el conato de violencia planteado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional hace 20 años, los gobiernos implementaron programas de “solidaridad” y sus similares, que de poco han servido, pues el hambre y la pobreza siguen campeando en zonas marginales de las ciudades y en el campo, pero si a ello le añadimos esa exhibición de desigualdad entre lo que ganan los políticos y el mísero sueldo de la mayoría de los trabajadores que tienen que arreglárselas con salarios mínimos semanales de entre 650 y 700 pesos, la inconformidad no sólo sigue latente sino aumentando, según comprobamos en varias Entidades de la República.

Sabemos que ni la guerrilla ni el terrorismo son la solución, pero incluso hombres como Nelson Mandela tuvieron que echar mano de la violencia ante la cerrazón de gobiernos como el de Pretoria. Por ello, los políticos no deben olvidar que el dinero que reciben proviene, de alguna manera, de los sacrificios y privaciones de millones de mexicanos que sí trabajan, y que en muchas ocasiones no tienen ni siguiera lo suficiente para vivir dignamente como seres humanos.

Sin justicia social no hay paz, y sin ésta no hay desarrollo, asentaba el Papa Bueno.


Premisa de los Santos

La constante comunicación con Dios


“Todos intentan entenderme por mi parte exterior, pero yo sólo puedo ser comprendido por mi parte interior”. Juan Pablo II, Beato.


Juan Pablo en oración


Pbro. Germán Orozco Mora

Mexicali, B.C.


La oración es comunicarse con Dios mismo. Los Apóstoles le pidieron a Jesús enseñarlos a orar, y Él les enseñó la oración perfecta: el Padre Nuestro.

Hace un año, cuando el Cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio fue electo Sumo Pontífice, primeramente pidió a los presentes en la Plaza de San Pedro que oraran con él, rezando un Padrenuestro y un Avemaría.

La Editorial Planeta editó, en febrero del presente año, el más reciente Libro de la Periodista mexicana Valentina Alazraki, en colaboración con el Padre Slawomir Oder, Postulador de las Causas de Beatificación y de Canonización de Karol Wojtyla, Juan Pablo II, un libro dedicado a la vida y obra de este Santo Padre.

Desde el primer Capítulo, los autores dejan en claro que el Papa polaco fue, ante todo, un hombre de oración, y recordando lo que Cristo pidió a los cristianos: orar siempre, sin desfallecer.

Como Juan Pablo II, los más grandes Santos han sido creyentes de oración. Fueron hombres y mujeres que creían que podían hablar con Dios, pedirle perdón, alabarlo, solicitarle iluminación, consejo, guía, salud y consuelo.

Hoy, la Internet está repleta de páginas sobre la oración, de selecciones de lo importante que para los Santos y Santas era la oración. Desde Jesús hasta los Santos de los últimos días.

En los 40 días previos a la Semana Santa, la Iglesia, siguiendo el testimonio de Cristo, insiste en las columnas vertebrales de la vida cristiana: oración, sacrificio y caridad. Y cada una de estas actividades, con sus aplicaciones infinitas.


Un gran Comunicador, bien comunicado
La Periodista Alazraki y el Padre Oder refieren que a Juan Pablo II le agradaba mucho estar en medio de la gente, pero también le gustaba y procuraba la soledad. Y en su libro se dice: “A lo largo de todo su pontificado, y en los años que siguieron a su muerte, el mundo se ha preguntado el secreto de su encanto y sobre la esencia de su santidad, que la Iglesia hoy ha reconocido ya oficialmente.

“Y, lo más admirable en el Proceso de su Beatificación fue descubrir y confirmar la fuente de su coherencia, de su energía, de su entusiasmo, de su profundidad y de su naturalidad. Esa fuente, de acuerdo con más de cien testigos del Proceso, fue siempre su Encuentro con Dios, el estar enamorado de Cristo, el sentirse amado por Cristo, a través de la oración”.

El Papa Wojtyla, ha sido el único, en casi 800 años de historia del rezo del Santo Rosario, no sólo que lo rezaba diariamente en todos sus quince Misterios: Gozosos, Dolorosos y Gloriosos, sino que le añadió otros cinco más, los Misterios de la Luz, sugiriendo que se rezaran los jueves, como así se hace.


Recurso tonificante

Antes de ser electo, al Papa venido de lejos, de visita en el Santuario romano de la Madre de las Gracias, a donde solía acudir siendo Cardenal, le preguntaron qué era lo más importante para él en su vida y en su labor papal, a lo que Juan Pablo II respondió que lo más relevante en su vida era la oración: “Porque de la oración, explicó, nacía en él la capacidad de decir la verdad sin miedo, puesto que el que se encuentra solo frente a Dios, no teme a los hombres”.

Escribe, asimismo, la Periodista Alazraki, que en los momentos difíciles de su pontificado, o en los especialmente críticos, Juan Pablo II buscaba siempre en la oración el camino que debía seguir. La oración marcaba su vida. Entraba a la Capilla a las cinco, y oraba hasta las seis. “Todo para Ti, Sacratísimo Corazón de Jesús”, había escrito en un pedazo de papel doblado, que llevaba en un escapulario, del cual nunca se separaba.

No siempre es fácil reconocer que podemos comunicarnos con Dios. A veces necesitamos ayuda. Afortunadamente, nosotros podemos contar con la orientación de Sacerdotes y Religiosos que pueden guiarnos para sumergirnos en la vida espiritual o interior, en la vida de oración. Sin embargo, hay que ser tan humildes como los Apóstoles, que le pidieron a Jesús: “Maestro, enséñanos a orar”.

El Padre Oder y Valentina Alaz-raki, en su obra escrita destacan, finalmente, que para Juan Pablo II “la oración era el aire que respiraba, el agua que tomaba, la comida que lo alimentaba. Era, en suma, la expresión de su propia identidad cristiana y sacerdotal”.


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