Por la defensa y respeto de la vida

La verdadera Fiesta de la Vida


Cardenal Juan Sandoval Íñiguez

Arzobispo Emérito de Guadalajara


evangelio3Este martes 25 de marzo se celebró la Fiesta de La Anunciación y La Encarnación del Divino Verbo. El Evangelio de San Lucas narra que el Ángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazareth, a una Virgen llamada María, a la que anunció que sería la Madre del Hijo de Dios y heredero del Trono de David.

La Virgen, obediente, aceptó diciendo: “Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí según lo que has dicho” (Cf. Lc. 1,26-38). Y en aquel momento, “el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros” (Jn. 1,14). Se cumplieron, así, las promesas hechas a los Patriarcas y a los Profetas, de un Salvador del mundo. En ese preciso instante comenzó la Obra de la Redención, y Dios vino para quedarse definitivamente con nosotros y para que nosotros estuviéramos con Él.


SU PROPIA RAZÓN DE SER

Esta Fiesta de la Encarnación del Verbo se celebra en conexión con el ciclo de Navidad: son los nueve meses que el Hijo de Dios estuvo en el seno purísimo de la Santísima Virgen María. San Ireneo de Lyon, Padre de la Iglesia, dijo que todo lo que asumió Cristo para Sí, lo santificó. Y así como asumió el trabajo humano, el pertenecer a una familia, tener amigos, padecer dolor y muerte, y todo esto lo santificó, así también santificó la gestación de todo ser humano por esos nueve meses en que estuvo creciendo su cuerpo en el bendito vientre de María. La gestación de todo hombre es santa, y el vientre, no sólo de María, sino de cualquier mujer, quedó santificado como santuario de la vida.


NEFASTAS ARGUCIAS

ANTINATALISTAS


Lo que una mujer encinta lleva en sus entrañas es un ser humano que está formándose en su cuerpo, pero que tiene una alma inmortal creada por Dios, por la que es imagen y semejanza de Dios y llamado a un destino temporal y eterno. El aborto corta este proceso; es un crimen incalificable, un homicidio con todos los agravantes de premeditación, alevosía y ventaja contra el ser más inocente, el más indefenso y perseguido, exactamente en el lugar donde debería estar más protegido. ¡No hay ninguna razón, ninguna, que justifique matar a un inocente!

Organizaciones internacionales están empeñadas en destruir la familia y la vida, y reparten enormes cantidades de recursos a quienes les ayudan en este quehacer nefasto, que coloca al hombre por debajo de los animales irracionales, y manejan muchas maneras de convencer y presionar a los gobiernos nacionales para que introduzcan legislaciones contrarias a la vida y a la familia.

Un ejemplo reciente es “Amnistía Internacional”, que nació para defender el derecho a la vida de los condenados a muerte, y que recientemente ha pedido al Presidente de México se legisle en favor del aborto, porque según ella, “el blindaje del derecho a la vida en las Constituciones de los Estados constituye una amenaza para los derechos sexuales y reproductivos”. Según eso, pues, para Amnistía Internacional el aborto, “seguro y legal”, forma parte de los derechos sexuales y reproductivos… ¡Háganme ustedes el favor!…

¿Cómo es que esta Organización, nacida para defender la vida de los condenados a muerte pida ahora la muerte de los no nacidos? ¿Cuánto le habrá dado la Organización de las Naciones Unidas?

Es tiempo de que los verdaderos creyentes en Cristo nos decidamos a militar activamente en favor de la familia y de la vida, como nos lo vienen pidiendo los Sumos Pontífices desde Paulo VI hasta nuestros días. Quien no lo haga por cobardía o conveniencia o incluso milite en contra de la familia y de la vida, ciertamente no está con el Señor Jesús.


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