El texto habla sobre el rol de Estado como garante de los derechos ciudadanos, pero aclara que que "asociar lo estatal a lo público es una falsa generalización".
"Si bien establecimientos particulares pueden ofrecer educación cumpliendo con este régimen público, no siempre es cierto que el Estado garantice el interés general por medios visibles", señala el presidente del Área Educación de la CECh.
En este sentido, Mons. Vargas destaca el papel que particulares han jugado en la búsqueda del bien común : "particulares que no buscan lucrar y que persiguen un interés público. Médicos sin fronteras, Greenpeace, Amnistía Internacional, Caritas, son algunos ejemplos de este sector. Hacemos mal en identificar lo privado con lucro, o Estado con corrupción".
"En una sociedad cada vez más plural como la nuestra, concentrar todo el poder educativo, académico y científico y su financiamiento en manos del Estado y “sus” instituciones, podría ser una amenaza seria a la democracia", continúa la columna en la que el Obispo afirma que "ni el Gobierno ni nadie pretende seriamente reducir la educación al solo emprendimiento estatal. Aunque cuando todo se reduce a la consigna de educación pública, no faltan las confusiones".
Relacionado con lo anterior, monseñor Vargas también enfatiza en que "los defensores del lucro en la educación deben sopesar que la lógica económica en este campo solo puede aplicarse muy restrictivamente" porque cuando el dinero gobierna se corre el riesgo de que todo se concentre en él. por eso, "sin el Estado como regulador de la sociedad y rector del bien común, la sociedad cae fácilmente en la anomia y en la ley del más fuerte".
Finalmente, el presidente del Área Educación de la CECh recalca que la educación es por naturaleza pública, aunque no sea estatal, porque compromete el bien común y propone que sea la razón pública la que nos gobierne, esa razón que nos permite llegar a acuerdos en torno a un interés general, que deja a un lado el "capricho personal".
Fuente: Prensa CECh
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