Celebración del Día del Migrante en Valparaíso

A ella asistieron autoridades Civiles y Consulares, representantes de diversas organizaciones de colectividades extranjeras y de migrantes.

Durante la homilía el Padre Nahuelcura, hizo eco al llamado del Papa Francisco a rezar por la paz en Siria, recordando que esta Iglesia de Valparaíso está colaborando directamente con programas de refugio de algunas familias Sirias, sabiendo el profundo dolor que implica una guerra civil interna y las huellas que estas dejan.


Continuó diciendo que la Iglesia juega un papel importante en el proceso de integración, al que responde haciendo énfasis en la dignidad de la persona y la recomendación de tutelar a las minorías valorizando su cultura; en la aportación de las migraciones a la pacificación universal; en la dimensión eclesial y misionera del fenómeno migratorio; en la importancia del diálogo y de la confrontación dentro de la sociedad civil, de la comunidad eclesial y entre las diversas confesiones y religiones.


Hoy día, los refugiados encuentran la dificultad cada vez más grande a la hora de pedir asilo, las medidas restrictivas impuestas en algunos países para "obstaculizar el acceso al territorio", como los "requisitos para los visados, han incentivado las actividades de los contrabandistas y de los traficantes, además de peligrosas travesías que han visto desaparecer demasiadas vidas humanas. "Chile no está ajeno a este peligroso flagelo humano".


Se estima a los emigrantes internacionales en 214 millones. A ellos hay que añadir los desplazados internos que en 2010 eran unos 740 millones. Sumando unos y otros se llega a casi mil millones de seres humanos, es decir, "un séptimo de la población mundial que experimenta hoy las suertes de la migración". Por lo que la Iglesia no es indiferente a esta realidad.


Un momento especial se vivió en la oración universal cuando rezó por la Paz un ciudadano Sirio que ingresó al país hace poco tiempo. No pudo contener las lágrimas al rogar a Dios para que en Siria vuelva la paz, se deje de matar a tantos inocentes niños, jóvenes y familias completas, todo por el odio y rencor sembrado. Al final de la Eucaristía se rezó entre todos los asistentes la Oración por los Migrantes.


Luego de la Misa vino la tradicional Fiesta de los Pueblos en los salones parroquiales, con danzas típicas de cada nación y comidas tradicionales. Un reconocimiento especial se realizó por el rol que realiza la Casa de Acogida al Migrante que cumplió 11 años de servicio y atención al Migrante.


Fuente: Movilidad Humana Obispado de Valparaíso



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