Con emoción niños, jóvenes, adultos mayores y personas de diversas edades esperaron expectantes desde temprano para poder entrar al lugar al que ingresaron luego que el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, dijo “abran las puertas del Señor” y las golpeó tres veces con su báculo.
Todos querían estar en la misa que fue presidida por él y en la que participaron también el Vicario General de la Arquidiócesis, Rodrigo Tupper, el Vicario de la Zona Norte, Rafael Hernández, el párroco Jerónimo Walker y su antecesor el padre Gerardo Parent, junto a otros sacerdotes que los acompañaron.
Fue una eucaristía llena de signos. Primero monseñor Ezzati bendijo el agua, el altar, las paredes del templo y a los presentes. Les dijo: “El altar simboliza a Jesucristo el cimiento firme de nuestra fe. Es el centro de esta iglesia, todas las veces que entren a este templo contémplenlo. Este es un espacio donde la comunidad cristiana se reúne, porque la iglesia la formamos todos nosotros. El descubrirnos como una comunidad unida en la fe, que escucha la palabra de Dios, nos hace pensar en esa realidad preciosa que somos los bautizados para destacar el hecho gratuito de ser miembros del cuerpo de Cristo”.
Monseñor Ezzati los llamó a seguir el ejemplo de San Alberto Hurtado y destacó su compromiso con los más necesitados y con la justicia: Esta parroquia estará dedicada a él porque ha sido un cristiano de nuestra época que ha vivido su fe y amor a Jesucristo de manera excelente y entregó su vida a Dios y al prójimo”.
En la misa agradecieron a todas las personas que colaboraron de una u otra forma para que se hiciera, a las personas que en forma particular dieron su aporte, a las instituciones y al Arzobispado de Santiago que asumió su construcción. En especial a su actual párroco el padre Jerónimo Walker Cruchaga, importante en este proceso y a quien lo une un lazo especial con el padre Hurtado porque que es sobrino nieto de él. Un momento significativo fue cuando los feligreses lo aplaudieron de pie por su esfuerzo y compromiso con esta obra y también a su antecesor el padre Gerardo Parent.
Un poco de historia
En sus inicios nacieron como capilla Isaac Jogues que dependía de la Parroquia del Carmen y cuando creció la comunidad se pidió la autorización para ser iglesia. En el 2005 se levantó como parroquia y se pasó a llamar San Alberto Hurtado. Ésta con el tiempo quedó pequeña para recibir a los feligreses e integrantes de los grupos que en ella participaban y muchas veces tenían que hacer las misas, especialmente para las celebraciones especiales, en el patio o en el colegio que existe junto a ella.
Surgió entonces la necesidad de contar con una parroquia más grande, ya que es una comunidad muy viva. Hay grupos de encuentro matrimonial, de padres y madres, la pastoral social y juvenil y la catequesis entre otros. Ella acoge a muchas personas y en eso han sido muy importantes los párrocos que ha tenido, quienes han motivado permanentemente a las personas a integrarse y a profundizar su fe.
Raúl Sanhueza guía de la Catequesis Familiar participa desde los tiempos en que era capilla y compartió su emoción: “Es una alegría inmensa, es un sueño anhelado por mucho tiempo, nosotros decíamos ‘así como vamos, quizás se nos va a ir la vida y no la vamos a ver construida’. A Dios gracias se logró levantar luego y fue posible cumplirlo con su amor y misericordia y tenemos la oportunidad de vivirlo”.
Erica Almarza también es guía de la Catequesis Familiar y comentó que ha sido muy significativo ser parte de esta comunidad y testigo de la creación de la nueva Iglesia. ”Es maravilloso porque este lugar va a poder acoger a muchas más personas que quieren vivir su fe”.
Fuente: Comunicaciones Iglesia de Santiago
www.iglesiadesantiago.cl
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