El nuevo párroco se mostró muy feliz, en especial porque ésta es su primera experiencia a cargo de una comunidad. “Tengo mucha ilusión, muchísimas ganas de trabajar, de seguir aprendiendo, agradeciéndole a Dios por el don del ministerio sacerdotal y por esta oportunidad que me ha dado para servirle, a pesar de mi posible incapacidad. Ser depositario de la confianza de mis superiores para asumir estas parroquias (el próximo domingo será nombrado párroco en Santo Domingo de Guzmán, misma comuna), me llena de alegría, ya que comienzo una nueva etapa de vida con gente con la que poco a poco me iré encariñando sabiendo que son el pueblo de Dios”.
Por su parte, el Vicario Episcopal de la Zona Oriente, padre Manuel Paz Cáceres, señaló que “es una tremenda oportunidad para la Iglesia en Chile, no sólo para la Arquidiócesis de Santiago, que los Franciscanos de María puedan abrir una presencia sacerdotal definitiva, con todas las posibilidades de expansión de esta espiritualidad y particularmente una ayuda en lo que significa implementar un tema que sigue siendo débil en nuestra Iglesia, que es cómo valernos mejor de los medios de comunicación social como una herramienta evangelizadora que pueda amplificar todo el bien que hacemos”.
Precisamente fue el padre Santiago Martín quien destacó este acontecimiento, señalando que “es un momento importante para los Franciscanos de María y también para mí. Me siento un poco como Santa Teresa, que recorría España fundando monasterios de carmelitas descalzas. Estoy feliz de poder gastar mi vida por Cristo y por el Evangelio, recorriendo América y el resto de los 37 países donde nos encontramos”. Al mismo tiempo, hizo una especial solicitud a los chilenos que son Franciscanos de María: “les pido que nos acompañen con la oración. Los que están lejos no pueden hacer más. En cambio, los que están cerca quisiéramos que nos ayudaran en los primeros pasos que damos para poner en marcha estas parroquias, uniéndose a las espléndidas comunidades laicales que ya viven su fe en ellas”. Finalmente, pidió a los fieles presentes en la Eucaristía que cuidaran al padre Benjamín como si fuera un hijo.
Carlos Draper Juliet y Mónica Ureta forman el matrimonio sobre quieres recae la responsabilidad de ser los coordinadores nacionales de los Franciscanos de María. Ellos señalan que este paso “es el inicio de una gran tarea en nuestro país, trabajando para hacer crecer las escuelas de agradecimiento, inspirados en la entrega de nuestra Santísima Virgen María y la humildad de San Francisco de Asís. Con su ejemplo, difundimos la espiritualidad del agradecimiento, que radica en tener una relación con Dios basada en la gratitud por el amor que recibimos de Él. Queremos aprovechar esta oportunidad para invitar a todos los católicos a formar parte de esta familia espiritual”.
Los Franciscanos de María fueron fundados en 1988 por el P. Santiago Martín, recibiendo la primera aprobación eclesiástica de manos del arzobispo de Madrid, cardenal Ángel Suquía, en 1993, como Asociación Pública de Fieles de Derecho Diocesano. Desde entonces se expandieron fuera de su diócesis de origen, primero por España y luego por el resto del mundo. A partir del año 2000, aunque ya antes tenían presencia en América (República Dominicana), comienza la expansión por este continente. En este momento las “escuelas de agradecimiento” -la “obra” típica y propia de los Franciscanos de María- están abiertas y funcionando en todas las naciones de América, desde Canadá a Chile, a excepción de algunas de las islas más pequeñas del Caribe. No mucho después, esta expansión se trasladaba a Asia, aunque más tímidamente (hay “escuelas de agradecimiento” en Sri Lanka) y se crearon grupos de laicos en otros países de Europa: Polonia, Holanda, Italia, Alemania. En 2007, el Papa Benedicto XVI a través del Pontificio Consejo para los Laicos, dio la aprobación pontificia a esta institución, refrendándola así como un “camino de santidad” y reconociendo en ella la existencia de un carisma, el del agradecimiento. Actualmente, los Franciscanos de María están en 27 países de tres continentes y el número de laicos que asisten a las “escuelas de agradecimiento” y que, por lo tanto, forman parte jurídicamente de la Asociación está en torno a los diez mil.
Fuente: Comunicaciones Concepción

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