Diác. José Luis González Santoscoy
En el Domingo de Ramos recordamos la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, a quien aclamaban como Rey y lo recibían con palmas y vivas. Con esta celebración comenzamos el itinerario de la Semana Santa, la cual nos llevará a vivir el Misterio Pascual.
Con la Lectura de La Pasión del Señor se nos invita a contemplar al “Dios Crucificado”, que no se hace ajeno a los sufrimientos del hombre, sino que es un Dios que asume el dolor de los hombres y lo glorifica, haciéndolo pasar por el Misterio de la Cruz.
Mediante la Procesión de los Ramos se nos recuerda que las tribulaciones no tienen la última palabra. Proclamamos a Jesucristo como Mesías que nos anima y conforta porque el Reino de Dios ya se encuentra entre nosotros. Ese Reinado del Señor nos compromete a luchar por obtener la misma victoria de Cristo sobre el Mal, ya que el Señor triunfó sobre el odio y el rencor con el Amor; derrotó las grandezas humanas con la sencillez y la humildad; superó la violencia de los hombres con la paz y la defensa de la vida; se sobrepuso a la tristeza humana con la alegría de los débiles; venció al egoísmo con el perdón. Y tú, ¿estás dispuesto a hacer lo mismo que Jesús?
Te invito a que en esta Semana Santa te abras a Dios para que sepas aclamar y acoger a Cristo como Rey y Señor. Que su Gracia te impulse a ser un defensor y un anunciador de su Reino, lo cual sucederá hasta que nos decidamos a abrirle nuestro corazón y dejarnos transformar por Él.
@PadreJoseLuisGS
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