Tierra de Misiones

Una invitación en el Año de la Misericordia
En los ojos de los demás, vemos reflejadas nuestras propias miserias

El Obispo de la Prelatura de Jesús María, en la Sierra del Nayar, asegura que para realizar la Misión Apostólica hoy, es necesario que los Sacerdotes “se pongan de modo” y conozcan y escuchen a sus comunidades. Conocer las realidades de los demás nos imposibilita a juzgar a nuestro prójimo.

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Sonia Gabriela Ceja Ramírez

Monseñor José de Jesús González Hernández es Fraile Franciscano, y desde hace seis años, el 27 de febrero de 2010, fue nombrado Obispo de la Prelatura Misional del Nayar, siendo consagrado y tomando posesión el 25 de mayo de ese mismo año.
Antes de llegar como Obispo al Nayar, “Fray Chuy”, como le llaman sus allegados, estuvo como Misionero en Mozambique, África. “Estaba encargado de una Catedral de la Provincia de Inhambane, una tierra de gente buena, en donde estuve desde 2005 hasta que me nombraron Obispo del Nayar”, relató Mons. González en entrevista para la Programación Especial que ArquiRadio tuvo durante los Días Santos.

Conociendo diferentes realidades
Al cuestionarlo sobre la diferente realidad de Mozambique y El Nayar, el Prelado explicó que “El Nayar es un lunarcito un tanto abandonado, mientras que, en África, Mozambique es un lunarcito el que está atendido. En la inmensa mayoría, se vive un paganismo inmenso y una pobreza extrema.
“Cuando yo llegué al Nayar lo hice por una carretera nuevecita y pavimentada, mientras que en el tiempo que estuve en Mozambique, ni siquiera la carretera nacional estaba pavimentada. Por eso, aunque México esté un tanto desorganizado, nos damos cuenta de que sí hay recursos.
“Allá vale la pena ser Misionero, Enfermero, Profesor, Abogado, la vocación que uno tenga, por servir a los demás. Allá va uno a entregarse por completo y no a andar pensando en tonterías y peleándose por cualquier cosa”.

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MaterialmeNte pobre, pero rico en su cultura
La Prelatura Territorial del Nayar está enclavada en la Sierra Madre Occidental y compuesta por cuatro etnias, más mestizos. “Abarca dos municipios de Nayarit, que son de los más pobres de México. Abarca parte del Municipio de La Yesca, donde están los huicholes; una parte del Municipio de Bolaños y también de Mezquitic, Jalisco. También hay una parte que pertenece al Municipio del Mezquital, y otras de Pueblo Nuevo, Durango, además de una partecita de Zacatecas.
“Es un territorio erigido por el ahora Santo, Juan XXIII, que por su infraestructura no puede ser una Diócesis. No tenemos prácticamente nada, más que unos templecitos antiguos, algunos cayéndose; son de adobe y de paja. Estas comunidades fueron preevangelizadas por los Misioneros hace 250 años, pero luego los Religiosos fueron expulsados y estas comunidades quedaron abandonadas hasta que se creó la Prelatura y fue enviado un Obispo.
“Esta Prelatura, desde siempre, fue encomendada a los Franciscanos. El primer Obispo (Fray Manuel Romero Arvizu) fue nombrado en 1962 y trabajó casi 30 años. El segundo (Fray Antonio Pérez Sánchez) trabajó 20 años, y a mí me nombraron hace seis”.
Respecto a cómo viven las etnias indígenas su relación con Dios, el entrevistado apuntó que ellos viven dos tradiciones: “La nuestra, la católica, lo que les han enseñado los Misioneros, sobre todo a través de las imágenes. Por ejemplo, ellos viven La Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, Centro de nuestra espiritualidad, con imágenes y con representaciones. La Judea es representada por todo el pueblo. Ellos siguen rigurosamente el ayuno, para que el espíritu se libere de los pecados.
“Viven la Semana Santa de manera tranquila y muy en paz. Allá, la Judea castiga a los que encienden sus radios, ponen música o tienen cepos. Castigan a los que provocan con sus comidas a quienes están ayunando. Por ejemplo, no se puede ni tomar agua frente a quienes ayunan. Hay un silencio que resulta extraño para quienes nunca han vivido una Semana Santa así. Después, se hace una danza muy bonita con una música maravillosa.
“Muchos rezan, otros ayunan, otros se sacrifican en el sol representando La Pasión del Señor, y todo el pueblo se solidariza.
“Otra tradición es la propia de su cosmovisión, lo que han aprendido en tantos años, fruto de sus contemplaciones, porque allá se vive una vida de contemplación, en cierto modo forzada, pues no hay distracciones. Se pasa uno horas enteras en la noche contemplando las estrellas, o de día, sentado en un peñasco viendo la inmensidad de las montañas.
“Ellos han conseguido un crecimiento espiritual natural. Yo me atrevo a decir que han descubierto las fuerzas de la Madre Naturaleza, las han dominado y las van metiendo a la cultura católica. Así, se convierten en curanderos, sacerdotes que predicen cosas interesantes que atraen a gente de otros lados”.

Hablar el lenguaje de la gente
Respecto a la Misión Apostólica hoy y la manera de conjugar las diversas realidades que integran la Iglesia en el mundo actual, el Obispo señaló que un primer paso es conocer bien la cultura, ya sea de las etnias o de los nativos digitales que están sumergidos en esta realidad: “Hay que conocer a las personas, conocer sus lenguajes, conocer los terrenos a los que nosotros vamos. Hay que saber en qué terreno vamos a sembrar el Evangelio, porque es como la Parábola de El Sembrador: podemos sembrar mucha buena semilla, pero hay que saber en qué terreno cae. Por eso es importante conocer la cultura.
“El Papa, en su reciente visita, nos ha dado ejemplo a los Obispos sobre cómo debemos hacer la Evangelización ahora. Por ejemplo, ir a las cárceles, los hospitales, las fábricas, con lo indígenas. Incluso, en cuanto a la oración, el Papa, con sus gestos, nos está diciendo a todos los católicos que oremos en silencio, para que no solamente hablemos nosotros, sino que hable Cristo”.

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Nos dice por dónde hay que caminar
“Con sus gestos, su testimonio nos dice mucho más que sus mensajes, que son todos muy buenos, pero va más allá. Llega, por ejemplo, a la Catedral de México y busca al Santísimo; llega a la Basílica de Guadalupe y quiere estar a solas con la Virgen; viene a México a encontrarse con los pobres, con los últimos. Esos gestos hablan más que las palabras. Sus palabras son complementadas por estos gestos. Eso es lo que más nos llama a ser coherentes.
“El Obispo y el Sacerdote necesitan sentarse de frente a su comunidad y que ésta les diga qué necesita de ellos; que nos den una buena sacudida, porque la necesitamos. Generalmente, entre la Comunidad y el Sacerdote no hay diálogo, casi siempre porque unos y otros estamos con el tiempo medido. Lo mismo ocurre de los Sacerdotes al Obispo y del Obispo a los Sacerdotes”.

Pastores cercanos y que den buen testimonio
“Hay que involucrarse e involucrar a la comunidad. Falta la cercanía y el diálogo, incluso con quienes se han retirado de la Iglesia porque se les iba diciendo: ‘Después te atiendo, tú ya no tienes remedio’, etcétera. Nosotros mismos los hemos alejado, y ahora hay que buscarlos, pedirles perdón y escucharles, y estoy seguro de que aceptarán nuestra Doctrina, porque no es algo que está siendo impuesto por el Sacerdote, sino que uno se lo dice como hermano, como un amigo que ha aceptado esta Doctrina. Y, bueno, somos pecadores, y muchas veces, aunque no podemos cumplir esa Doctrina, la Misericordia de Dios es tan grande, que nos va mostrando el camino para responder a las exigencias actuales de la comunidad.
“Estoy seguro de que si nuestras comunidades o incluso quienes se han alejado son escuchados y atendidos, sienten que Dios está trabajando ahí y se van con la satisfacción de que su problema fue escuchado, con saber que conoces su nombre, con saber que estás buscando la forma de darle respuesta.
“El Sacerdote, por su formación, está capacitado para responder, aunque sea con un ‘espérame’, pero ‘poniéndose de modo’, al alcance de sus fieles. Con eso nos va a ir muy bien.

“El Papa, especialmente
en este año, nos hace una invitación a tener ojos de Misericordia para con todos, así como nosotros somos vistos con ojos misericordiosos por Dios Padre. El Santo “Padre nos invita, con sus gestos, a mirar a nuestro prójimo a los ojos, de manera que alcancemos a ver nuestro reflejo en su mirada. Hagamos la prueba y descubriremos que no somos dignos de juzgar, porque veremos que no somos mejores”.

La paja en el ojo ajeno
“Hay una frase muy fuerte del Papa a los presos: ‘¿Por qué están ellos presos, y no yo?’… Porque él mismo nos recuerda que las cárceles son el reflejo de la Sociedad. La prevención está en la Familia, en la Escuela, en nuestra Sociedad; ahí está la rehabilitación también. Culpable soy yo, de los que están allá adentro, y nunca nos vemos así. Por eso, al ver los ojos de tu prójimo, lo que estás viendo son tus propias miserias, y por eso eres indigno de juzgarle y de tratarlo de manera indiferente. La primera actitud debe ser servirle, pedirle perdón y atenderle. Ser misericordiosos como Dios es Misericordioso con nosotros”.

Misioneros

Dejarse moldear por Dios
“Este cambio nos hace falta en la Iglesia. Es un buen inicio para todos los que somos creyentes y nos sentimos llamados a la Evangelización”.
Finalmente, el Obispo Misionero Franciscano convidó a los fieles católicos a ser humildes con el prójimo. Hay que mirarlos como a nosotros mismos y quererlos como a nosotros mismos.
“Es la Misericordia del Señor la que nos va a ir perfeccionando. Basta que uno se ponga a disposición del Señor, y Él hará maravillas y habrá muchos cambios y muchas conversiones. Mucha gente va a volver a la Iglesia. La Pascua nos indica que el Señor venció, y nosotros, pasando por su Cruz, también venceremos. Por eso hay que abrazar la Cruz, para poder resucitar.
“Sólo de Dios viene la Salvación y sólo Dios llena el vacío de nuestra alma, de nuestro corazón”, concluyó el Religioso.

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