Los obispos exhortaron a vivir la experiencia pascual en todos los ambientes

Los obispos argentinos recordaron, tanto en sus mensajes pascuales como en las vigilias, que la Pascua es alegría y gratitud, pero también compromiso para hacerla realidad en la vida de cada uno y en la sociedad.

Los prelados exhortaron a una “vida nueva” fundada en una renovada opción preferencial por los pobres y en un mayor compromiso con la unidad, el bien común, la amistad social, el diálogo, la defensa de la vida en toda su extensión, la cultura del trabajo, el cuidado de la “casa común” y el desarrollo integral de todos los argentinos.

Mons. José María Arancedo (Santa Fe de la Vera Cruz): “Al celebrar la Pascua no podemos dejar de contemplar esa otra realidad dolorosa signada por el pecado, que nos rodea y desafía. Me refiero a la realidad de la pobreza, al crimen del narcotráfico, la corrupción y los enfrentamientos que nos aíslan y dividen comprometiendo la amistad social. Agregaría el crecimiento irresponsable del juego que se vale de las ilusiones de la gente, que debilita la cultura del trabajo y compromete el bienestar de la familia. Son signos de una sociedad frágil en la que las víctimas son siempre los más débiles y necesitados”. Texto completo del mensaje

Mons. Andrés Stanovnik OFMCap (Corrientes): “Dejemos que su luz nos ilumine para ver los rostros sufrientes de nuestros hermanos y hermanas, que experimentan la muerte día a día en nuestras calles y plazas, en nuestros hospitales y cárceles, en el ilusorio mundo de la droga, de la indiferencia y de la inseguridad. Preguntémonos cuáles son las obras de misericordia con las cuales estamos en deuda con ellos, para poder sanar las llagas propias y poner un bálsamo de amor y de cercanía en las heridas de ellos. Ése será el mejor modo de acercarles la esperanza de vida y de felicidad que nos trae Jesús Resucitado”. Texto completo del mensaje

Obispos de la Patagonia: “¡Hermanos y hermanas muy queridos! Que la Pascua de Jesucristo renueve nuestra Fe, nuestra vida y nuestra conducta. Que fortalezca nuestro compromiso ciudadano y aliente nuestro caminar acrecentando la comunión, la inclusión y la cercanía fraterna del Reino de Dios que Jesús comenzó. Creamos así que esta historia que vivimos podrá ser, cada vez más, anticipo de la Patria eterna que el Padre, por Cristo y en el Espíritu Santo, nos tiene preparada”. Texto completo del mensaje

Mons. Jorge Lugones SJ (Lomas de Zamora): “La comunión es el banquete pascual, fiesta de familia, que implica el reconocernos con los otros, genera el encuentro, invita a la reflexión y provoca la fiesta de la comunidad. Por tanto, esta ‘espiritualidad de la comunión’ que el Espíritu está soplando sobre nuestra Iglesia, no es alienante, ni intimista, ni privativa de ‘algunos elegidos’, sino que es respuesta a la Palabra viva de Dios; ella aporta como método privilegiado de la comunión y de la paz: el diálogo. Un diálogo abierto a todos, que procede por acercamientos progresivos, aceptando el límite y la gradualidad, en la paciencia de la esperanza, que tiene como nota, la espera confiada en el Señor, que inspira horizontes siempre más justos de unidad”. Texto completo del mensaje

Mons. Adolfo Canecin (Goya):
“Seamos testigos del Resucitado llevando a la práctica cada día una obra de misericordia. Como diócesis tenemos la necesidad y oportunidad para renovar y potenciar, para fomentar e iniciar pastorales afines a las obras de misericordia, teniendo en cuenta que el papa Francisco nos dice ‘es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la misericordia’. Aprovechemos el tiempo pascual para llenar con la Luz del Resucitado todos los ambientes e Instituciones de nuestra geografía diocesana. Texto completo del mensaje

Mons. Antonio Marino (Mar del Plata): “Vivir como resucitados implica haber hecho la experiencia de la misericordia divina y decidirnos a ser sus representantes en el mundo. Porque en nuestra vida social abunda la tecnología, pero escasea el amor. Vivimos en la era de las comunicaciones, pero estamos encerrados en nuestro egoísmo. Proliferan los medios que dan poder, pero se diluyen los fines que dan sentido. No sólo pecamos con obras, sino con omisiones e indiferencia. En el trato ciudadano abunda la crispación y el mal humor, y nuestra sociedad da muestras, recientes y pasadas, de rencores profundos, enemistades y falta de objetividad. Si queremos que este esplendor de la Pascua no quede como algo exterior y sin arraigo en el corazón, debemos grabarnos su significado profundo. Texto completo de la homilía

Mons. Carlos Tissera (Quilmes): “‘Los tiempos difíciles se vencen siempre con la plenitud del amor, la fecundidad de la cruz y la fuerza transformadora de las bienaventuranzas evangélicas’ (cardenal Eduardo Pironio). Estas palabras consoladoras del Siervo de Dios nos ayuden en los momentos en los que la cruz que cada uno lleva se hace pesada o cuando caemos aplastados por ella. En este Año de la Misericordia, la fuerza transformadora de la Pascua, nos ayude a ser ‘Misericordiosos como el Padre’”. Texto completo del mensaje

Mons. Vicente Bokalic CM (Santiago del Estero): “Confiados en la fuerza del Espíritu que da vida y lo renueva todo, como lo ha hecho en el Beato Cura Brochero y en nuestra querida santiagueña, la venerable Mama Antula, dejemos que la arrolladora noticia de la Resurrección del Señor nos haga superar resignaciones, cansancios, desánimos y tristezas, para testimoniar con nuestras vidas y compromisos en la edificación de una Iglesia servidora, pobre, samaritana y acogedora, dispuesta a desandar caminos que nos alejaron de la gente, para crear nuevos caminos llegando a hermanos alejados y olvidados. Que la fuerza del Espíritu nos llene de la alegría de la Pascua para contagiar, caminar, buscar y ofrecer signos de vida a aquellos que esperan alivio en su soledad y dolor”. Texto completo del mensaje

Mons. Luis Urbanc (Catamarca): “El mundo propone imponerse a toda costa, competir, pisotear, hacerse valer, etc. Pero los cristianos, por la Gracia de Cristo muerto y resucitado, debemos ser los retoños de una nueva humanidad, en la cual tratamos de vivir al servicio de los demás, de no ser altaneros, sino disponibles, responsables y respetuosos. Esto no es debilidad, sino auténtica fuerza. Quién lleva en sí el poder de Dios, de su amor y su justicia, no necesita usar violencia, sino que habla y actúa con la fuerza de la verdad, de la belleza y del amor. Imploremos hoy al Señor resucitado la gracia de no ceder al orgullo que fomenta la violencia y las guerras, sino que tengamos el valor humilde del perdón, la reconciliación y la paz”. Texto completo del mensaje

Mons. Rubén Frassia (Avellaneda-Lanús): “En este Año de la misericordia, en esta Pascua de Resurrección, debemos tomar la decisión de convertirnos. De cambiar de actitud de vida. Debemos ser perdonados y perdonar de verdad y de corazón a cada uno de nuestros hermanos. Escuchando la palabra de Dios, con la fuerza del Señor Resucitado, sabiendo que es ‘eterna su misericordia’ podemos vivir una vida nueva, saber tejer estructuras y vínculos humanos que nos hagan ser capaces de tratarnos, en el diálogo y respeto permanente, como hijos y como hermanos. No hay otro camino: la conversión, la fe y el compromiso. Sin estos tres pilares, nuestra vida estará incompleta. Texto completo del mensaje

Mons. Pedro Daniel Martínez Perea (San Luis): “‘Felices Pascuas’ significa ‘sean felices’. Todos queremos ser felices, todos, aún el que se equivoca buscando ese camino. La resurrección de Cristo nos dice: ‘Serás feliz’. Que estas felices pascuas le den las fuerzas a los que están enfermos, a los que están en el hospital, aquellos que sufren -a lo mejor cosas que no han contado nunca y que nunca contarán- y que el corazón está solo. Pero sepan que en esa paz de la resurrección tienen sentido todos nuestros sufrimientos”. Texto completo del mensaje

Mons. César Daniel Fernández (Jujuy): “Renovados con la esperanza que brota de la Pascua, pidamos al Señor que, todos juntos, podamos hacer de esta bendita tierra una gran Nación justa y solidaria, abierta al Continente e integrada en el mundo Como pedimos tantas veces en la Oración por la Patria digamos nuevamente: ‘Queremos ser nación, una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda’”. Texto completo del mensaje

Mons. Luis Collazuol (Concordia): “Si escuchamos a los testigos de la resurrección con el corazón atento, si nos abrimos a los signos con los que el Señor nos manifiesta su presencia hoy, entonces con fe también nosotros podremos proclamar: Jesús ha resucitado verdaderamente, Él es el Viviente, “es el Señor”. A Él nos encomendamos. Con Tomás metemos nuestra mano en el costado traspasado del Resucitado y confesamos: ‘¡Señor mío y Dios mío!’. Jesús proclama ‘felices’ a los que creen”. Texto completo del mensaje

Mons. Marcelo Martorell (Puerto Iguazú): “La necesidad de ocuparse de las cosas terrenas, no debe impedir a los “resucitados con Cristo” el tener el corazón dirigido a las realidades eternas, las únicas definitivas. Aunque tengamos la tentación de asentarnos en este mundo como si fuera nuestra única patria. No debemos olvidarnos que la “Resurrección del Señor” es una fuerte llamada a vivir con el corazón puesto en él y hacer las cosas de la tierra, con tanto amor, de forma tal que gocemos con Él definitivamente en la gloria. Texto completo de la homilía

Mons. Martín Fassi (auxiliar de San Isidro): “Qué bueno que en esta Pascua celebremos preguntándonos: ¿Hacia dónde puedo llevar la vida?, Hacia dónde me orienta la vida?, ¿Cuál es el cauce comunitario por donde el agua quiere correr, donde la vida quiere correr? ¿Se acuerdan del buen Samaritano? Él pasó y vio a un hombre que estaba medio muerto, pero lo vio medio vivo; vio la vida que aún latía en ese Ser humano y se dio cuenta de que ese era el cauce, que hacia ahí tenía que ir y por eso cambió su camino, no siguió de largo, no miró para otro lado; miró y se conmovió, cambió su camino, cambió su cauce porque por ahí la vida lo estaba reclamando. Texto completo del mensaje.+

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