Asegura Francisco:
“Yo me quedo aquí, pero con el corazón voy con ustedes”, dijo el Papa a las familias del Camino Neocatecumenal, enviadas en Misión por el mundo.
“El Diablo es el ‘divisor’, y comienza frecuentemente por hacernos creer que somos buenos”, dijo el Obispo de Roma al recibir en Audiencia, el viernes 18 de marzo, a ocho mil personas del Camino Neocatecumenal en el Aula Paulo VI del Vaticano.
Su Santidad envió a 54 nuevas “Missio ad gentes”, formadas por unas 270 familias de los cinco Continentes, y confirmó de nuevo “la labor evangelizadora de esta iniciación cristiana”.
Luego recomendó tres palabras del Evangelio a las familias misioneras del Camino Neocatecumenal: Unidad, Gloria y Mundo, e hizo un ferviente llamado a la unidad cristiana: el Mal provoca la “presunción, el juicio de los demás, las cerrazones, la división. El Diablo es el ‘divisor’, y comienza frecuentemente con hacernos creer que somos buenos, a lo mejor mejores que los demás. Así, tiene el terreno pronto para sembrar cizaña”.
Sucesivamente, el Pontífice habló de perseguir una gloria que no es la del mundo, llena de vanidad. La Gloria de Jesús esta sobre la Cruz: es el Amor, que allí resplandece y se difunde…y sin aplausos.
“Ustedes irán a tantas ciudades y a tantas realidades. Jesús no ama la mundanidad; por el contrario, la detesta….No será fácil la vida en países lejanos, pero es vuestra Misión, y esto lo hacen por amor, por amor a la Madre Iglesia, y lo hacen para que la Iglesia sea Madre y fecunda”.
En este sentido, pidió familiarizarse con la lengua y la cultura, respetándolas. Así, alertó de no caer en la tentación de llevar modelos foráneos, sino de reconocer el espíritu que hay detrás de esas culturas.
“Evangelizar como familia. Después, viendo la unidad y la sencillez, es ya un anuncio de vida, un lindo testimonio, del cual les agradezco tanto. Les acompaño y les animo, y les pido, por favor, de no olvidar de orar por mí”, concluyó.
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