Por Felipe ARIZMENDI ESQUIVEL , Obispo de San Cristóbal de Las Casas |
El próximo 22 de agosto se inicia el nuevo curso en todas las escuelas del país. Hay incertidumbre si se inicia también en Chiapas y en dos o tres Estados más. Mi invitación muy respetuosa a los maestros inconformes con la reforma educativa es que sigan en su lucha y den inicio a las clases.
De varias maneras, los obispos de Chiapas y nuestra diócesis hemos apoyado su lucha por que se revise la reforma educativa. Hemos enviado nuestra palabra al Presidente de la República, a la Secretaría de Gobernación, el Gobernador de Chiapas y al Presidente del Congreso Estatal, para insistir en que haya apertura al diálogo, se analicen las inconformidades y no se use la fuerza pública para desalojar a los inconformes. Hemos pedido lo mismo a los líderes de los partidos políticos en las Cámaras de Senadores y Diputados, y hemos dialogado con algunos de los principales líderes del movimiento magisterial en Chiapas. Yo estoy procurando una interlocución más directa con el coordinador de los legisladores del PRI en la Cámara de Diputados y Presidente de la Junta de Coordinación Política y Puntos Constitucionales, para insistir en que los diputados federales y los senadores abran más espacios de diálogo con los maestros de la CNTE. Comprendo que haya resistencias para abrogar, por ahora, la reforma educativa, pero debe haber apertura para modificar algunos artículos de dicha ley, aquellos que los maestros afirman que lesionan sus derechos laborales. En esta línea, no en otras acciones, seguiremos acompañando la lucha del magisterio afiliado a la CNTE. Y es tiempo de que los maestros presenten propuestas a los cambios legislativos.
Sin embargo, con la misma claridad y transparencia, pedimos a los maestros que, sin ceder en su lucha, inicien el nuevo ciclo escolar el 22 de agosto. Con la inteligencia que les caracteriza, pueden encontrar formas de cómo combinar su servicio escolar y la lucha por sus derechos. Iniciar clases no es una derrota de su movimiento, sino una muestra de madurez y de responsabilidad con los niños y con los padres de familia. Si los maestros no respetan el derecho de los niños y de sus papás a iniciar el nuevo ciclo escolar, perderán el apoyo moral y económico que varios de ellos les han dado hasta la fecha. No pueden echarse de enemigos a los primeros que deben tener en cuenta, los niños y los padres de familia.
Sugiero a los padres de familia que abran espacios de diálogo respetuoso y atento, no violento, con los maestros de las escuelas de sus hijos, para pedirles que regresen a clases. Este es un derecho y una obligación que les asiste, en bien de sus hijos. Si los padres de familia de una escuela están de acuerdo en que sus maestros no inicien el curso, sus razones tendrán. Pero si los padres de familia exigen que sus maestros inicien el curso, éstos deben respetar la decisión de los papás. Nadie, fuera de los padres de familia, puede cerrar escuelas por la fuerza. No se deben poner candados a las escuelas sin consentimiento de los padres de familia. Cerrar escuelas a la fuerza es un abuso, es una injusticia, es prepotencia, es un acto violento, es lesionar el derecho prioritario que tienen los padres de familia a decidir sobre la educación de sus hijos.
Apoyamos la lucha magisterial por lograr una mejor educación y por defender sus justos derechos laborales, pero con la misma convicción apoyamos el derecho de los padres de familia y de los niños a iniciar el nuevo ciclo escolar. Los derechos de unos deben respetar los derechos de los otros.
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