A punto de desaparecer una de las casas más antiguas del barrio de Analco

analco 1

Aurelio Casas Bañuelos

En la esquina Noreste de las calles Guadalupe Victoria y 28 de enero, frente al jardín del Templo de San Sebastián de Analco, se alza unos de los pocos edificios construidos en Guadalajara entre los siglos XVII y XVIII, usado como vecindad y ahora condenado a desaparecer, pues recurriendo a una práctica común en tales casos, sus propietarios bloquearon un bajante de agua que ha remojado el adobe de la vetusta construcción, ahora en grave riesgo de colapsarse.

analco 4

LA TRAGEDIA DEL PATRIMONIO
EDIFICADO EN MÉXICO

Hasta el día de hoy, la legislación mexicana no ha facilitado que la responsabilidad de la custodia del patrimonio tangible facilite su conservación, limitándose a castigar con sanciones y multas pecuniarias a los propietarios de bienes raíces con valor patrimonial. Eso hace que los poseedores legítimos de una construcción o de un terreno con elementos materiales de alto valor patrimonial, como son los yacimientos arqueológicos, se vea en un doble conflicto: destinar copiosos recursos que, seguramente no tiene para conservar esa heredad a sabiendas que no podrá recuperarlos nunca, o destruir y hacer que desaparezca ese patrimonio antes que intervengan las Autoridades públicas.

analco 7

LAS CASAS VIEJAS DEL CENTRO DE GUADALAJARA
Desde hace cien años, a partir de 1914, el Gobierno del Estado alentó con su mal ejemplo la destrucción sistemática del patrimonio edificado en la Capital de Jalisco. En ese tiempo, por motivos ideológicos, los gobernantes civiles, profundamente anticlericales, confiscaron Templos, atrios y conjuntos pastorales. Se demolieron los atrios de la Catedral, San Juan de Dios y Mexicaltzingo; se confiscaron los de los Dolores, San Diego, Santa María de Gracia, Santa Teresa. Se perdieron para siempre los de la Compañía (hoy Biblioteca Iberoamericana), la Preciosa Sangre (hoy Biblioteca de Autores Jaliscienses) y la Medalla Milagrosa (hoy un muladar infecto en el barrio de San Juan de Dios). La colección del Museo Regional (antiguo Seminario, que a punto estuvo de ser demolido) se hizo con objetos confiscados a la Iglesia, aunque de los que entonces, recolectó Juan (Ixca) Farías casi todos, cuatro quintas partes, fueron misteriosamente desapareciendo de las bodegas del Museo.
En los años 30, la ideología socialista se empeñó en borrar edificios que ya eran públicos sólo porque antes fueron administrados por la Iglesia y tal situación pasó con el antiquísimo convento de San Francisco, la antigua Universidad de Guadalajara y el Colegio Seminario de San Juan Bautista. Por otro lado, la modernidad fue interpretada a partir de esos años como abrir calles para darle paso al automóvil y con tal argumento, fueron arrasadas las mejores y más antiguas fincas de la Ciudad en el marco de las aperturas de las avenidas Alcalde–16 de Septiembre, Juárez; Hidalgo-República; Federalismo, Munguía-Tolsa y Revolución.
En los años 40, la cruz de plazas también fue muy costosa en términos patrimoniales. En los 70, cuando lo acertado hubiera sido tender la ruta del tren eléctrico, por no malquistarse con el poderoso sindicato de camioneros, el Gobierno del Estado de entonces, prefirió invertir una millonada en destruir una parte muy relevante del tejido urbano patrimonial para reemplazarlo con la malograda plaza Tapatía.

analco 3

LA DECADENCIA DE LA ZONA CENTRO
DE GUADALAJARA

De entonces a la fecha, la destrucción sistemática de la fisonomía de la vieja Guadalajara se ha ido deteriorando cada vez más. El Centro se quedó sin vecindario. La inseguridad es creciente. Las ruinas se ven por todos lados y lo que faltaba, los centros de vicio, han surgido como hongos, deteriorándolo todo, pues alrededor de ellos se cometen, no a la luz del día, sino en la oscuridad de la noche, tráfico de personas, corrupción de menores, trasiego de droga, asaltos y robos.

NO TODO ESTÁ PERDIDO
Un modelo de leyes patrimoniales debe contemplar el respaldo institucional a quienes registren un bien raíz como tal. El Estado debe reconocerlo como custodio y darle apoyos de diversa índole para que no sólo conserve aquel bien, sino que se sienta orgulloso de serlo y transmita esa sensibilidad a sus herederos. La Ciudad de La Habana es un claro ejemplo de lo que se puede hacer con voluntad y consenso. Pero entre tanto esto no suceda, seguirá siendo una práctica común taponar los bajantes de las casas antiguas en tiempos de aguas para que se colapsen y no quede más remedio que demolerlas y reemplazarlas con edificios de nulo interés patrimonial. Eso hasta que no quede en pie nada de lo antiguo.

Etiquetas:

Publicar un comentario

[blogger][facebook]

Agencia Catolica

Forma de Contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets