Juegos Olímpicos Río 2016
NUEVA YORK- El Director de Vocaciones de la Diócesis de Rockville Centre, en Nueva York, Padre Joe Fitzgerald, fue un atleta que compitió en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, pero que hoy se dedica a guiar a aquellos que han sentido el llamado al sacerdocio.
El Padre Fitzgerald aseguró que participar en las Olimpíadas le generó gran emoción, pero era imposible compararlo con el sacerdocio.
“Estoy muy feliz con la decisión que tomé. En mi partido final de balonmano marqué ocho goles y nunca miré atrás. Estoy totalmente en paz con haber dejado el deporte y buscar el sacerdocio”, aseguró.
Con respecto a la preparación que deben tener los atletas que participan en las Olimpíadas Río 2016, explicó que, a pesar de todo el trabajo realizado, “las prácticas, las pruebas y las medallas no definen quiénes son”.
“Su más grande título, sin importar las Medallas que puedan ganar, es ser un hijo de Dios. Sabiendo esto, deben competir no para su propia gloria, sino para la Gloria de Dios”.
El Padre Joe formaba parte del equipo de balonmano de Estados Unidos junto a su hermano Thomas. Viajaron a decenas de países para las competencias y regresaron a casa tras participar en el escenario deportivo más grande del mundo, en Atlanta 1996.
Antes de entrar en el Seminario de La Inmaculada Concepción en 2001, el se desempeñó como Ministro de la Juventud en la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en Lindenhurst, Nueva York.
“Fue durante un servicio de Adoración Eucarística cuando se hizo tan clara la vocación sacerdotal, que no era suficiente hablar de ser un seguidor de Cristo; tuve que serlo verdaderamente”, expresó.
El Padre Fitzgerald fue ordenado el 9 de junio de 2007, y ahora, como Director de Vocaciones, busca “animar a otros hombres a compartir esta vida de generosidad y amor que permite el sacerdocio” (ACI).
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