“Muchas personas hoy buscan una visibilidad sólo para colmar un vacío
interior, pero ¿se imaginan un mundo en el que todos mendigan razones
para suscitar la atención de los demás, y nadie está dispuesto, en
cambio, a querer gratuitamente a otra persona?” Fue la primera pregunta
que planteó el Papa Francisco en la catequesis del miércoles 14 de
junio, para desarrollar su reflexión sobre la esperanza cristiana.
Nuestra esperanza se basa en la certeza de ser hijos de Dios, queridos y
deseados por Él, explicó el Obispo de Roma. Pero, ¿es posible que Dios
tenga algunos hijos que no ame?, planteó. “No. Todos somos hijos amados
por Dios. No hay ninguna maldición sobre nuestra vida, sino sólo una
benévola palabra de Dios, que hizo surgir nuestra existencia de la
nada”.
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