Concelebraron superiores y representantes de las órdenes a las que pertenecen los religiosos y sacerdotes cuyos restos mortales descansan en el cementerio. Tras la Santa Misa se expuso el Santísimo Sacramento y se realizó una procesión Eucarística recorriendo las siete grandes fosas donde yacen los beatos mártires y demás víctimas.
Durante la homilía, el Obispo de Alcalá de Henares aseguró que “se han cumplido ya ochenta y cinco años desde que nuestros hermanos, que están enterrados en esta Catedral de los mártires, dieron testimonio de fe en Cristo, de amor a España y de perdón a sus verdugos. 143 de ellos ya han sido beatificados y otros están en camino esperando la certificación de la Iglesia. Su obra fue una obra de amor y un testimonio de la fortaleza que el Espíritu Santo regala a los hijos de Dios”.
Mons. Reig aseguró que aunque hay quienes “están tentados a pensar que la sangre derramada por nuestros mártires fue inútil” ya que “de nuevo la España oficial está ejerciendo una férrea censura sobre Dios sobre todo en los llamados “actos de Estado”, censura que se extiende como olvido de Dios en las instituciones públicas y en la mayoría de los medios de comunicación”.
También alertó de que se está produciendo una “deconstrucción de lo humano” con un modo de vivir “individualista, anclado en el relativismo moral y en el nihilismo” y se difunde “un pensamiento único en los planes educativos, en las manifestaciones “culturales” y en las plataformas de comunicación al dictado de una agenda de ingeniería social diseñada por los más altos organismos internacionales”.
A pesar de la grave situación, Mons. Reig Pla aseguró “el juicio de Dios es nuestra esperanza,” ya que Jesucristo “acabará con el poder del mal y con su venida, el Reino de Dios será instaurado plenamente. Es lo que pedimos cada día con la oración del “Padre nuestro”: Venga a nosotros tu Reino”.
“Llegado el fin de la historia, el Cuerpo de Cristo, su Iglesia, alcanzará su perfección porque todos sus miembros vivirán en su gloria, para siempre. Nuestros mártires beatificados, que ya se cuentan entre los elegidos, verán cumplidas las palabras del Salmo”, apuntó.
En ese sentido el Obispo de Alcalá destacó que la certeza del retorno de Cristo es “la respuesta al misterio de los sufrimientos de cada uno y la solución del más grande enigma de la historia”.
“Sí, existe la resurrección de la carne. Existe una justicia. Existe la “revocación” del sufrimiento pasado, la reparación que restablece el derecho. Por eso la fe en el “Juicio final” es ante todo y sobre todo esperanza”, aseguró el Prelado con palabras de Benedicto XVI.
Y aseguró que “habrá justicia y gracia”, “ambas -justicia y gracia- han de ser vistas en su justa relación. La gracia no excluye la justicia. No convierte la injusticia en derecho. No es un cepillo que borra todo, de modo que cuanto se ha hecho en la tierra acabe por tener siempre igual valor”.
“Este es el valor del testimonio de nuestros mártires enterrados en este Cementerio de Paracuellos, cuidado con esmero por la Hermandad, por las hermanas Siervas del Señor, por el capellán y por los monjes. A los 143 mártires beatificados podemos aplicar las palabras del Apocalipsis: ¡Dichosos ya los muertos que mueren en el Señor! Sí, dice el Espíritu, que descansen de sus fatigas, porque sus obras les acompañan”, afirmó.
Y aseguró que “nosotros, los cristianos, cobijados en el seno de nuestra madre la Iglesia Católica, tenemos la esperanza cierta de que la última palabra en la historia y sobre la historia no la dirá la injusticia”.
Por eso animo a estar vigilantes “para que cuando el Señor nos introduzca en su eternidad, nos encuentre dignos de vivir con Él para siempre”.
“A este Camposanto de Paracuellos, a la vez tan sencillo y significativo, venimos como peregrinos a aprender del testimonio de los mártires, de su fortaleza y de su amor manifestado en el perdón”, recordó.
Y pidió su intercesión a San José, “que custodió a la Sagrada Familia, le suplicamos en este año jubilar que custodie a nuestra Iglesia que peregrina en España” y a la Virgen de la Victoria de Lepanto “la invocamos también en este año jubilar como Auxilio de los cristianos, convencidos de que como ocurrió en el siglo XVI, con María nos llega siempre la victoria”.
Mártires de Paracuellos del Jarama
Según recoge la Diócesis de Alcalá de Henares, en la Guerra Civil española (1936 -1939), durante la batalla de Madrid de 1936, varios miles de prisioneros fueron asesinados en el paraje del Arroyo de San José, en Paracuellos de Jarama, Madrid (España).
Las matanzas se realizaron con ocasión de los traslados de presos, conocidos como “sacas”, desde diversas cárceles de Madrid entre el 7 de noviembre y el 4 de diciembre de 1936. Muchas de aquellas víctimas fueron asesinadas únicamente como consecuencia de su fe católica y en el contexto más amplio de la persecución religiosa que venía dándose en España desde años atrás.
Al finalizar la guerra aquel paraje fue progresivamente dignificado construyéndose allí una pequeña iglesia y dando lugar a lo que hoy conocemos como Cementerio de los Mártires de Paracuellos.
Dicho Cementerio está custodiado por la Hermandad de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos, asociación de fieles católicos perteneciente a la Diócesis de Alcalá de Henares.
Según consta en los archivos, son miles las víctimas inocentes, centenares de ellas menores de edad, cuyos restos descansan en aquel Camposanto. De entre dichas víctimas hay sacerdotes y seminaristas de, al menos, ocho arzobispados y diócesis: Archidiócesis de Madrid, Arzobispado Castrense, Archidiócesis de Toledo y las Diócesis de Getafe, Ciudad Rodrigo, Jaén, Lugo y Alcalá de Henares.
Allí también reposan los restos mortales de centenares de religiosos pertenecientes, al menos, a 20 órdenes religiosas: Agustinos, Capuchinos, Carmelitas, Carmelitas Descalzos, Claretianos, Dominicos, Escolapios, Franciscanos, Hermanos de las Escuelas Cristianas, Hospitalarios de San Juan de Dios, Jerónimos, Jesuitas, Marianistas, Maristas, Misioneros Oblatos, Paules, Pasionistas, Redentoristas, Sagrados Corazones de Jesús y María y Salesianos.
De entre estos religiosos ya han sido beatificados por el Papa San Juan Pablo II, el papa Benedicto XVI y ahora el papa Francisco, 143 mártires: 63 religiosos Agustinos, 22 Hospitalarios de San Juan de Dios, 13 Dominicos, 6 Salesianos, 15 Misioneros Oblatos, 3 Hermanos Maristas, 1 sacerdote de la Orden de San Jerónimo, 1 Capuchino, 1 religioso de la Orden del Carmen, 9 Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle) y 9 miembros de la Familia Vicenciana.
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