En su mensaje, titulado “Ustedes son mis amigos”, el Santo Padre se dirige a las personas con discapacidad y les recuerda “que la Iglesia los ama y necesita de cada uno de ustedes para cumplir su misión al servicio del Evangelio”.
También les recordó que la vocación del cristiano es la amistad con Jesucristo y que “tener a Jesús como amigo es el mayor de los consuelos”.
“La confianza y la amistad personal con Jesús pueden ser la clave espiritual para aceptar las limitaciones que todos experimentamos y para vivir nuestra condición de forma reconciliada”, hizo hincapié.
Lamentó que, “por desgracia, aún hoy muchos de ustedes son tratados como cuerpos extraños en la sociedad. Sienten que existen sin pertenecer y sin participar, y hay todavía mucho que les impide tener una ciudadanía plena”.
“La discriminación sigue estando demasiado presente en varios niveles de la vida social; se alimenta de los prejuicios, la ignorancia y una cultura que lucha por comprender el valor inestimable de cada persona”, advirtió.
En particular, “seguir considerando la discapacidad como si fuera una enfermedad, contribuye a mantener sus vidas separadas y alimenta el estigma en su contra”.
El Papa, en su mensaje, también rechazó algunas actitudes discriminatorias dentro de la Iglesia. De hecho, afirmó que “la peor discriminación es la falta de atención espiritual, que a veces se ha manifestado en la negación del acceso a los sacramentos que, por desgracia, algunos de ustedes han experimentado”.
En ese sentido, subrayó que “el Magisterio es muy claro en este asunto y recientemente el Directorio para la Catequesis declaró explícitamente que nadie puede negar los sacramentos a las personas con discapacidad”.
Frente a la discriminación, “es precisamente la amistad de Jesús, que todos recibimos como un don inmerecido, la que nos redime y nos permite experimentar las diferencias como una riqueza”.
En su mensaje, el Pontífice reconoció también las dificultades que las personas con discapacidad han debido afrontar durante los peores momentos de la pandemia de COVID 19.
“Soy consciente de que la pandemia de Covid-19, de la que estamos luchando por salir, ha tenido y sigue teniendo repercusiones muy duras en la vida de muchos de ustedes”, señaló.
Francisco se refirió, en concreto, “a la necesidad de permanecer en casa durante largos periodos; a la dificultad que tienen muchos estudiantes con discapacidad para acceder a las herramientas de aprendizaje a distancia; a los servicios de atención al público que se interrumpieron durante mucho tiempo en muchos países; y a muchas otras dificultades que cada uno de ustedes ha tenido que afrontar. Pero, sobre todo, pienso en los que viven en centros residenciales y en el sufrimiento que ha supuesto la separación forzosa de sus seres queridos”.
“En estos lugares el virus ha sido muy violento y, a pesar de la dedicación del personal, se ha cobrado demasiadas víctimas. Sepan que el Papa y la Iglesia están cerca de ustedes de manera especial, con afecto y ternura. La Iglesia está al lado de todos los que siguen luchando contra el coronavirus. Como siempre, la Iglesia insiste en la necesidad de que todos sean atendidos, sin que la discapacidad sea un obstáculo para acceder a los mejores cuidados disponibles”.
Por último, el Papa animó a las personas con discapacidad a permanecer siempre cerca de los Evangelios que “nos dicen que cuando algunas personas con discapacidad conocieron a Jesús, sus vidas cambiaron profundamente y comenzaron a ser sus testigos”.
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